Gil Hellín inaugura el nuevo centro parroquial de San Pedro y San Felices
El edificio cubrirá la función pastoral de la Archidiócesis en el barrio e incluso podría acoger celebraciones de bautizos y comuniones
Después de dos años de obra, el moderno edificio cuenta con cuatro plantas en las que se distribuyen salas para catequesis y otras dependencias
La obra ha tenido un coste de 800.000 euros que serán sufragadas por los feligreses a través de cuotas
El barrio de San Pedro y San Felices ha visto como, después de dos años de obras, la antigua casa del párroco se ha transformado en un moderno edificio que contará con dependencias para labores pastorales. Sin embargo, para que los vecinos participen en mayor medida en el nuevo centro parroquial, la Archidiócesis, a través de su párroco Miguel Ángel Díez, adelanta que podrían celebrarse bautizos y comuniones.
El arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ha bendecido el nuevo centro parroquial de San Pedro y San Felices, un moderno edificio que viene a suplir la ausencia de salones para catequesis y otro tipo de reuniones, haciendo así posible que la actividad pastoral de la parroquia pueda ser ahora atendida de un modo más dinámico. Tras la celebración de la eucaristía dominical en el templo, el pastor de la diócesis se ha desplazado hasta el nuevo edificio, que ha bendecido a la vez que auguraba a los parroquianos hacer un buen uso del mismo.
Autofinanciación
El inmueble, cuyo coste económico asciende a 800.613 euros, será financiado por los mismos feligreses de la parroquia, que desde que comenzó la obra aportan cada mes al arzobispado su cuota correspondiente, ya que fue la administración diocesana la que sufragó en un primer momento el edificio para que la parroquia no tuviera que hacer frente a los intereses de un crédito bancario. Un dinero que proviene de un fondo común de todas las parroquias de la diócesis y que San Pedro y San Felices irá devolviendo en 312 mensualidades para que otras parroquias puedan también hacer frente a sus necesidades materiales. Entre las propuestas para conseguir fondos, los feligreses realizan tómbolas y conciertos; hay algunos que, incluso, colaboran materialmente mes a mes con el pago de una suscripción voluntaria.