El turismo rural burgalés pierde un 2,7% de viajeros en el primer semestre
El incremento del número de viajeros extranjeros de junio apenas tiene impacto debido al descenso de pernoctaciones
El sector ha perdido casi 3.000 pernoctaciones respecto al primer semestre de 2014
Tímida mejora, pero no suficiente para salvar el año. El pasado mes de junio se cerró con un sensible incremento del número de viajeros registrados en los alojamientos rurales de la provincia, debido sobre todo al impresionante crecimiento de las reservas con origen extranjero, pero el descenso de la estancia media ha impedido que el sector pueda revertir la mala tendencia que acumula desde principios de año.
Los resultados de este año no están siendo buenos
Los resultados de este año no están siendo buenos
Según el informe emitido esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los alojamientos rurales de la provincia acogieron el pasado mes de junio a 6.374 viajeros, un 3,9 por ciento más que en junio de 2014. Sin duda, la aportación de los turistas extranjeros, que pasaron de 1.226 a 1.542 (un 25 por ciento más), ha permitido dar un paso al frente en la estadística.
Sin embargo, el tirón del turismo extranjero no ha venido acompañado de un incremento de las pernoctaciones durante el sexto mes del año, que se ha cerrado con 10.474, es decir, un 6,4 por ciento menos que las registradas en junio de 2014, cuando se contabilizaron un total de 11.186.
Mala tendencia
Estos datos vienen a refrendar la mala tendencia acumulada durante el primer semestre del año, que está siendo muy aciago para los intereses del turismo rural. No en vano, el frenazo registrado en los primeros compases del año está lastrando un sector que ha perdido un 2,7 por ciento de viajeros (casi un millar) respecto al primer semestre de 2014, un descenso que se acentúa tomando como base el número de pernoctaciones, que han pasado de 57.716 a 54.843 (un 5 por ciento menos).
Con todo, desde el sector se confía en salvar el año gracias a las aportaciones de los meses de julio y agosto, sin duda, dos de los más importantes para la industria turística. Las buenas condiciones meteorológicas y los recursos disponibles en el ámbito rural burgalés llaman a la esperanza, pero habrá que esperar para saber cómo se cierra un ejercicio que, por el momento, no está siendo para nada satisfactorio.