Identifican los huesos de Filipo II, padre de Alejandro Magno

Un grupo de investigadores del que forma parte Juan Luis Arsuaga avanza en la investigación de las tumbas de Verginia

Una rodilla “soldada” de la clave para identificar unos restos óseos como propios de Filipo II, en la Tumba 1

Junto a él se encontrarían su esposa Cleopatra, de 18 años, y el niño recién nacido, ambos asesiandos

Las primeras investigaciones ubicaban los restos en la Tumba 2, donde se encontrarían los de Filipo III y Eurídice

Identifican los huesos de Filipo II, padre de Alejandro Magno Mandíbula y maxilar de Filipo II. Antonis Bartsiokas.

Una rodilla “soldada”, con un orificio provocado por una herida penetrante, ha sido la clave para la identificación de los restos de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, dando un giro importante a la investigación sobre las tumbas de la ciudad griega de Verginia. Un equipo de investigadores, del que forma parte Juan Luis Arsuaga, acaba de publicar un artículo en la prestigiosa revista PNAS (de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos) en el que se aportar una nueva interpretación sobre los “moradores” de estas tumbas reales.

Durante los años 1977 y 1978, en el Gran Túmulo de la ciudad de Verginia se excavaron tres tumbas monumentales, que habían sido construidas para el último descanso de miembros de la realeza macedonia. Hasta ahora se había mantenido como hipótesis más factible que la Tumba 2, conocida como la ‘Tumba de Filipo’, guardaba los restos del rey Filipo II (382-336 a.C.), padre de Alejandro Magno. Filipo II fue un gran rey por méritos propios y transformó Macedonia en la potencia hegemónica del mundo griego. Cuando murió preparaba un ataque a gran escala al Imperio Persa, que poco después llevó a cabo su hijo.

Sin embargo, el equipo formado por Antonis Bartsiokas (Democritus University of Thrace, Komotini, Grecia), Juan Luis Arsuaga, Milagros Algaba, Elena Santos (los tres del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III) y Asier Gómez-Olivencia (Ikerbasque, Fundación Vasca para la Ciencia) plantea otra hipótesis, tras analizar los restos humanos de la Tumba 1, que corresponden a tres individuos que fueron inhumados y no incinerados como los de la Tumba II.

Tumba equivocada

piernaUno de los esqueletos pertenece a un hombre de unos 45 años de edad, sorprendentemente alto para su época (unos 180 cm de altura) y, lo que es más significativo, con los huesos que se articulan en la rodilla izquierda (fémur y tibia) mostrando fusión ósea completa de la articulación, en un ángulo de 79º, así como un orificio provocado por una herida penetrante que atraviesa la rodilla. Además hay signos en uno de los cóndilos occipitales que sugieren tortícolis, un posible efecto compensatorio debido a la marcha irregular del sujeto. Es evidente que el individuo padecía en vida una ostensible cojera.

La Tumba 1 también contenía los restos de una mujer, de unos 18 años de edad, y un bebé recién nacido. Todo ello lleva a los autores del artículo a sugerir que dicha tumba contiene los restos mortales de Filipo II de Macedonia, de quien se sabe por las fuentes históricas que recibió un lanzazo en una pierna durante una batalla tres años antes de su muerte, por lo que quedó cojo. Junto a él estarían su esposa Cleopatra y su hijo recién nacido. Las edades estimadas para los tres esqueletos coinciden con las edades de muerte de los tres personajes.

Filipo II fue asesinado en el teatro de Aigai o Egas (cerca de la actual Vergina) en el 336 a.C. y su trono fue inmediatamente heredado por el joven Alejandro. Poco después de la muerte de Filipo II, fueron también asesinados su esposa Cleopatra y el hijo de ambos. Los autores del trabajo argumentan que si la Tumba 1 contiene los restos mortales de Filipo II, la Tumba 2 podría contener los restos del rey Filipo III Arrideo y de su esposa Eurídice, como había sugerido en el año 2000 A. Bartsiokas. Esto implica que algunos elementos del lujoso equipo militar que formaba parte del ajuar de la Tumba 2 pudieron en realidad pertenecer a Alejandro Magno, de quien los habría heredado su hermanastro Filipo III Arrideo, hijo también de Filipo II de Macedonia.