Burgos despide a su Cristo a toque de carraca
El Acto del Descendimiento ha vuelto a congregar a cientos de burgaleses en la Plaza de Santa María y alrededores
La muerte de Cristo en la cruz se ha simbolizado con el toque de la carraca de la Catedral, restaurada para la ocasión
La réplica de la sagrada imagen ha sido reverenciada, por segundo año, por los fieles en el tradicional besapiés
Al arrullo de la fuente de la Plaza de Santa María, el Santísimo Cristo de Burgos ha sido desclavado de la cruz y presentado ante su madre, la Virgen de la Consolación, dolorosa por la pérdida de su único hijo. Silencio reverencial del público asistente al Acto del Descendimiento, sólo roto por la banda de música, los sonidos de los clavos en el izado de la cruz, la lectura de las Sagradas Escrituras y el toque de carraca, la gran novedad de la Semana Santa 2015, y con la que los burgaleses han despedido a su Cristo crucificado por la salvación del hombre.
Desde la Torre Norte de la Catedral, la carraca del siglo XIX ha despertado de su letargo de más de 70 años. Restaurada por el Cabildo Catedralicio y el Ayuntamiento de Burgos, la pieza histórica ha marcado el momento en el que Cristo se encomienda al Padre y expira. Ha sido un sonido seco, breve en el tiempo y lúgubre, exactamente lo que buscaba el Concilio de Trento cuando prohibió la música en Semana Santa, obligando a sustituir campanas de iglesias y catedrales por las carracas. Recogimiento ante la Pasión y Muerte de Jesús el día de Viernes Santo.
Descendimiento
Pasaba la una de la tarde cuando la réplica del Santísimo Cristo de Burgos hacía su entrada en la Plaza de Santa María, seguida de la Virgen de la Consolación, procedentes ambas de la Iglesia de Santa Águeda. Segundo año en el que los fieles burgaleses han podido disfrutar de su Cristo, gracias a la réplica encargada por el Cabildo Catedralicio. Los cofrades de la Real Hermandad del Cristo de Burgos y de la Cofradía de las Siete Palabras han izado la cruz a la entrada de la Catedral, tras lo cual se ha producido la lectura del pasaje de las Sagradas Escrituras en el que se recuerda el momento de la crucifixión y muerte de Jesús.
Toque de carraca y despedida de la banda para dar paso al desenclavo del Santísimo Cristo, que “desciende a la tierra, junto al hombre para hacerse uno de nosotros”. Dos pequeños cofrades han sido los encargados de entregarle a la Virgen de la Consolación la corona de espinas y los clavos de Jesús, momentos antes de que el propio Cristo se presente ante su Madre, ya muerto, quien lo recibe con los brazos abiertos. El Acto del Descendimiento ha finalizado con el besapiés, en el que autoridades, cofrades y burgaleses han podido mostrar su respeto a la imagen sagrada.