El Burgos empieza su liga frente al Celta B
Restan ocho jornadas de liga ante rivales que, a excepción del Murcia, copan las posiciones bajas de la tabla
El objetivo de la permanencia se empieza a construir mañana ante el Celta B, que está un punto por encima de los burgaleses
El Burgos CF estrena ante el Celta B (dom. 17.00h) su liga ante equipos que ocupan los puestos calientes y que buscarán, al igual que los burgaleses salvar la categoría. Celta B, Marino de Luanco, Lealtad, Langreo, Real Murcia, Atlético Astorga, Zamora, y Tropezón son las ocho finales que el Burgos deberá jugar para saber si merece o no permanecer en Segunda B. La igualdad entre los rivales, a excepción del Real Murcia que aspira a cotas mucho mayores, hace que estas últimas jornadas se configuren, poco más o menos que en una mini liga por la permanencia.
Previa
Burgos CF: Aurreko; Sergio Esteban, Maureta, Quesada, Dani Guillén; Moke, Llorente; Javi Hernández, Álex Cruz, Carralero; Gabri Gómez.
Celta B: Óscar; Kevin, Jonathan, Soto, Samu; Borja Domínguez, Jordan, Omar Santana, Rioja; Borja Iglesias, Thaylor.
Árbitro: Galech Apezteguía (Colegio Navarro).
Estadio: El Plantío.
Hora: 17.00 horas.
La necesidad de empezar sumando tres puntos ante el primero de los rivales, el Celta B, se antoja imperiosa. No se debe tanto a una crisis de juego que no existe, porque el equipo burgalés suele competir en los partidos, sino más bien por mantener la cabeza fría y alejar fantasmas que empiezan a instalarse en la cabeza de los aficionados.
Digamos que el Burgos se encuentra en alerta amarilla y una derrota ante el Celta B la volvería naranja. De hecho, un grupo de aficionados quiere recordar a la directiva como la situación empieza a complicarse y le dedicarán una pitada en los minutos siete de cada parte.
En cuanto al capítulo de altas y bajas en las filas blanquinegras, Gonzalo Arconada está de enhorabuena, ya que sólo Manu Torres no podrá estar a su disposición.
El Celta B viene de ganar al Real Avilés (2-0), con un nuevo entrenador, Toni Otero, que cerró la brecha de cuatro derrotas consecutivas y consiguió devolver a sus jugadores la confianza en el gol. Se trata del segundo cambio que se realiza en el área técnica y por la que se demuestra la volatilidad de un vestuario que no encuentra una regularidad en los resultados.