Villadiego, esencia rural con sabor moderno
La villa es la capital administrativa de la zona noroeste de Burgos
Es la villa natal de uno de los historiadores más ilustres, el Padre Flórez
Cada año revive la fiesta del Judas y representa el juicio contra los males del mundo
La Peña Amaya resguarda a una amplia zona de la provincia de Burgos que tiene en Villadiego su capital administrativa. Al amparo de este pequeño asentamiento de población se concentran otros aún más pequeños pueblos que se alimentan en la economía agroganadera y comercial, e industrial en menor medida, de la capital comarcal.
Villadiego fue declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 1994 y representa un ejemplo típico de arquitectura medieval con su caserío en torno a la Plaza Mayor, porticada en su totalidad, en la que destacan los soportales doblados. Conserva varios ejemplos de su pasado medieval, aunque el más representativo quizás sea el Arco de la Cárcel que originariamente fue puerta de entrada a la villa y que junto a las paredes aledaños del convento de las Agustinas forma el vestigio mejor conservado de la antigua muralla.
Villadiego se encuentra en la cuenca del río Brullés y según cuentan las fuentes de la tradición fue fundada por el conde Diego Rodríguez Porcelos en el año 880, cuatro años antes que la capital de la provincia. En pocos años se convirtió en el núcleo estratégico, comercial y político que ha conservado a lo largo de los años, hasta ahora. Tuvo fueros, los otorgados por Alfonso X El Sabio y por su padre, Fernando III El Santo. Villadiego ha sabido conjugar su núcleo urbano de origen medieval con las nuevas construcciones.
El Brullés nace en los veneros cercanos a la Peña Ulaña, una de las loras de esta comarca. Lo hace de los manantiales de la Veguecilla y Tarancón y de la Fuente Del Olmo, todos ellos en el término de Fuencivil y muy cerca del castro de Icedo. El río acaba por morir donando sus aguas al Odra, en Villasandino.
A lo largo de la Semana Santa, la villa se convierte en un hervidero de gente y tiene su epicentro el Sábado Santo con la tradición de la Quema del Judas representado en un espantajo de paja y tela que es ajusticiado como responsable de todos los males del mundo. Satanás avala a Judas como el malévolo causante de las desgracias del mundo. Paro, crisis, soledad, precariedad, violencia… tantas realidades sociales encarnadas en el muñeco de trapo y paja que simboliza a Judas Iscariote, el discípulo traidor que entregó a Jesús con un beso en el Monte de los Olivos.
Judas
La fiesta del Judas estuvo arraigada hasta principios del siglo XX en torno a la figura central del Judas, un pelele que ante el regocijo general acaba en la hoguera precedido este acto de un juicio grotesco en el que se rememora la vida de Judas y todos los males cometidos. Esta fiesta es una tradición popular que Villadiego recuperó en el año 2002 de la mano de Ernesto Pérez Calvo con el principal fin de mirar hacia el pasado y así revalorizar su historia y reunir a todos los vecinos en torno a un proyecto cultural común.
Antes del juicio y la quema del trampantojo, los ejércitos leales al rey combaten con los malvados ‘Cadenas’, un grupo de malhechores, que unidos a los ‘Miñones’ secuestran al Judas en el Alto de la Riba. Recuperado, se le juzga como causante de todo mal. La batalla se dirime en una ladera del monte. La avanzadilla de la guardia real gana posiciones y recupera al Judas. Los ‘Cadenas’ representan todos los males de la localidad, los mercenarios, el ejército de los ‘Miñones’ cierra la comitiva de las tropas del mal, aliados con los primeros con el fin de obtener su cometido: que no triunfe el bien.
Monumentos
Entre los ejemplos de arquitectura señorial está el Palacio de los Velasco, ubicado en la Plaza de los Mártires de la Tradición, conocida antaño como plaza de los Cerdos por celebrarse en ella el mercado semanal. Este es una gran construcción con escudos nobiliarios en sus esquinas; aún conservan su estructura exterior, un patio interior con doble galería y la fachada principal. En esta plaza frente del Palacio se pueden ver también dos casonas de los siglos XVI y XVII.
Es importante destacar el convento de San Miguel de Los Ángeles, que se sitúa junto a la puerta del Arco de la Cárcel insertado en la antigua muralla en la parte del espacio que ocupó la aljama. El monasterio fue fundado por la familia Rodríguez Santa Cruz que tuvo derecho de enterramiento en su iglesia. Desde sus orígenes en 1468 está regentado por monjas de clausura de la Orden de San Agustín. En el altar mayor destacan los enterramientos de la familia Rodríguez Santa Cruz más dos sepulcros realizados hacia 1500 y el retablo mayor dedicado a San Miguel, la Asunción y los evangelistas; en este retablo trabajaron miembros del taller de Felipe de Vigarny y del de Diego de Siloé.
Museos
El museo etnográfico de Villadiego se encuentra ligado al de Pintura, en dos casas de arquitectura tradicional. Por sus distintas salas, se exhiben los diversos objetos etnográficos, unos procedentes de la cesión realizada por Emilio González Peña y otros procedentes de las distintas donaciones realizadas por particulares de la villa y comarca. También cuenta con el Radio Museo, una joya dedicada a la comunicación radiofónica, cedida al pueblo por el que fuera técnico de Radio Popular de Burgos Ricardo Blanco.