La gastronomía y otros pequeños placeres que nos conducen a la felicidad

Mikel y Juanma López Iturriaga analizan con Rafael Santandreu cómo la comida nos puede ayudar a ser más felices

La clave de la felicidad está en uno mismo, en un espíritu optimista y en saber valorar los placeres del día a día

El Comidista defiende el rol social de la comida, la dieta mediterránea y la simplificación de la actividad culinaria

La gastronomía y otros pequeños placeres que nos conducen a la felicidad Reflexionando sobre la felicidad y la comida. MGC

‘Devora, es Burgos’ planteaba este año un Diálogo Gastronómico cuanto menos inspirador. Mikel López Iturriaga, ‘El Comidista’, Juanma López Iturriga, el exjugador de baloncesto, y el psicólogo Rafael Santandreu se iban a reunir en el Fórum Evolución para hablar de felicidad y gastronomía. Y, como era de esperar, el encuentro ha sido productivo. De la mano de Santandreu, hemos podido conocer la “fórmula de la felicidad”, pero descubierto el gran misterio, es por el que algunos estábamos dispuestos a casi todo, nos hemos dado cuenta de que la verdadera dificultad está en su ejecución.

Especialmente conocido por algunas de sus publicaciones, como ‘Las gafas de la felicidad’, Rafael Santandreu define el principio de la felicidad por la existencia de “un diálogo interno de persona saludable y fuerte”, es decir, habrá que empezar por tener una actitud positiva y creérselo uno mismo. Pero, además, conviene aderezar ese espíritu optimista con la capacidad para valorar las pequeñas cosas de la vida, valorar una comida, una copa de vino, una conversación interesantes, un paseo en una tarde soleada. “La felicidad depende mucho de saber valorar estas cosas”, insiste.

Valorar una comida, una conversación o un paseo, piezas claves para ser feliz

Claro está, el punto cómico y ácido lo ha puesto Juanma López Iturriaga, quien ha centrado la felicidad en otras “pequeñas cosas” como disponer de recursos económicos, una buena casa, trabajar en algo que te guste o, incluso, disponer de tiempo libre para disfrutar de la vida. Y es que la vida a veces nos pone muy difícil ser felices, pero también es verdad que en muchas ocasiones llegar a esa estado pleno también depende de nosotros. Ser menos exigentes con nosotros mismos, aceptar las cosas como vienen, no luchar contra lo que no podemos controlar…

Ser feliz comiendo bien

Pero como estamos en plena celebración del ‘Devora, es Burgos’, y los diálogos son de “gastronomía”, Mikel López Iturriaga nos ha dado las claves para que comer sea únicamente una fuente de placer. Lo primero, apostar por la dieta mediterránea frente a la comida basura y los productos industriales, esa que supuestamente nos da la felicidad pero que sólo provoca problemas de salud y obesidad. Y, en segundo lugar, simplificando comida y cocina. Deben ser actos sencillos, con los que disfrutar y relajarnos. Tenemos que volver a cocinar en casa, porque eso nos ayudará “a hacer las paces con la comida”.

El apasionado Comidista, Mikel López Iturriaga. MGC

El apasionado Comidista, Mikel López Iturriaga. MGC

Además, toca abandonar los prejuicios, las intolerancias y lo que al Comidista le gusta llamar “talibanismo”. Experimenta, prueba y come lo que te guste, se adapte o no a la receta tradicional del gazpacho, el marmitako lleve pescado azul o la paella valenciana lo siga los estrictos parámetros de la cocina de toda la vida. Finalmente, Mikel López Iturriaga defiende el rol social de la comida, que es mucho más que nutrirse. “Cuanto más placentera sea la parte social, la salud lo agradecerá”, y el mejor ejemplo lo tenemos en los países anglosajones. “Comer delante de la tele no es sano”, insiste.

Gastronomía contundente

Los hermanos López Iturriaga y Santandreu han podido disfrutar uno de esos menús degustación especialmente diseñados para el ‘Devora, es Burgos’. Ha sido en ‘El Huerto de Roque’, y han salido muy satisfechos. Mikel destacaba la posibilidad que se ofrece de degustar platos que no son los típicos de la tierra, como los asados y la morcilla, y valora mucho iniciativas gastronómicas de estas características. Y es que siempre miramos hacia Madrid o Barcelona. El Comidista califica la gastronomía burgalesa como “contundente, pero interesante”, con productos que valen mucho la pena y que habría que reivindicar.