Desarticulado un grupo criminal que clonaba tarjetas bancarias
La Policía Nacional detiene a dos individuos que clonaban tarjetas de crédito y realizaban compras en comercios y grandes superficies de la ciudad
En el momento de su detención fueron sorprendidos con numeroso material
Policías de la Comisaría de Burgos han detenido a G.T., y D.B., ambos de 36 años, con residencia en una localidad del cinturón de Madrid, por presuntos delitos de estafa. Una llamada al 091 de los servicios de seguridad de un centro comercial advirtió de que dos sujetos habían intentado abonar diversas compras en diferentes establecimientos del centro de Burgos con tarjetas de crédito presumiblemente robadas, pues en varios casos les había sido denegada la transacción electrónica para el abono de las compras.
La Policía estableció un dispositivo de localización de estos dos individuos, tanto en el centro ciudad como en las grandes superficies, que permitió detectarlos en poco tiempo. Fueron interceptados cuando circulaban a bordo de un vehículo.
En el registro, sobre el asiento trasero, llevaban un ordenador portátil encendido y conectado a un transformador cuya fuente de alimentación estaba en el maletero. Estaba conectado con un módem y un lector-grabador de bandas magnéticas. Los equipos informáticos intervenidos estaban dotados de medidas adicionales de seguridad implementadas por los delincuentes, con el fin de que la información que contenían se destruyese automáticamente en el caso de ser detenidos por la Policía.
Altamente especializados
Los detenidos pertenecen a una organización criminal altamente especializada en este tipo de delitos. Llevaban, en el momento de la detención, ocho tarjetas clonadas que ya habían utilizado de modo fraudulento en varias tiendas de Burgos. La clonación de tarjetas permite realizar compras de cualquier clase o abonar servicios, tanto por vía telemática como en comercios, así como la extracción de dinero en cajeros automáticos de entidades bancarias cuando se conoce el número pin, del mismo modo que con las originales.
A veces las usan con el beneplácito del comerciante, a cambio de una cantidad de dinero; en estos casos la tarjeta es un soporte plástico sin anagramas de ninguna clase (suele ser en color blanco). En otras, como es este caso, tienen una presentación en color como las normales, con marca comercial de entidades de crédito, con lo que no solamente se falsifica la banda magnética, sino también el plástico que la soporta.
Los miembros de estos grupos criminales se especializan en función de las tareas que la organización les encomienda. El proceso comienza con la colocación de dispositivos de “skimming” en la boca de los cajeros automáticos, que permiten copiar y grabar las bandas magnéticas de las tarjetas de los usuarios, así como con teclados superpuestos para obtener los números “pin” o secretos. Luego envían inmediatamente la información, a través de sistemas de correo electrónico, a otros miembros alejados del lugar, que la procesan en ordenadores con programas complejos, y estos a otros, que pueden hallarse en otros países, quienes elaboran las tarjetas clonadas haciendo uso de soportes plásticos dotados de banda magnética, que son susceptibles de ser utilizados en cualquier país del mundo, de ahí el carácter internacional de dichas organizaciones criminales.
Este proceso dificulta aún más, si cabe, la investigación de estos delitos: la víctima no se percata de que ha sufrido un fraude hasta que la liquidación de la tarjeta, semanas después, le indica que alguien ha realizado compras en un comercio a miles de kilómetros de su domicilio. Cuando quiere denunciar los hechos, entran en juego los mecanismos de coordinación judicial con otros países, que en el mejor de los casos, aún ralentizan más las investigaciones policiales, cuando no es el caso de que la colaboración de los terceros países implicados es dificultosa o inexistente.
Mucho material
En su recorrido itinerante por diferentes ciudades, los estafadores realizan todo tipo de compras. En el caso de Burgos, se les ha intervenido en el maletero del coche efectos con etiquetas de compra de los establecimientos “visitados”, entre los que destacan prendas de ropa, de moda femenina y masculina: polos, cazadoras, jerseys, complementos varios, productos de cosmética, ropa de cama, bolsas de deporte, y hasta herramientas. Todos los productos son de reconocidas marcas y alto valor añadido. En nuestra capital han visitado más de diez tiendas: de moda, de joyería, videojuegos… incluso han llegado a pagarse las hamburguesas del almuezo con este sistema. Los detenidos cuentan con antecedentes delictivos por hechos de idéntica naturaleza cometidos en Madrid.