Una clave de bóveda, primer vestigio de la Iglesia de San Román

El grupo arqueológico de Fabiola Monzón ha localizado el elemento arquitectónico, así como muros y pavimentos de interés

La pieza representa a un monje benedictino y conserva su policromía, lo que le confiere un gran valor artístico además del histórico

El Ayuntamiento proyectará una segunda fase de excavaciones para seguir avanzando en el conocimiento del pasado de Burgos

Una clave de bóveda, primer vestigio de la Iglesia de San Román Cristino Díez, Marta Negro y Javier Lacalle examinan la clave. PCR

Misión cumplida. El proyecto arqueológico del Ayuntamiento de Burgos para localizar la antigua Iglesia de San Román, destruida durante la Guerra de la Independencia, cuando los franceses volaron el Castillo, ha dado sus frutos. Tras varios meses de trabajo, el equipo capitaneado por la arqueóloga Fabiola Monzón ha localizado una clave de bóveda, primer elemento arquitectónico que confirma la existencia del edificio religioso en las laderas del Castillo, así como otros restos de muros y pavimentos con un gran valor histórico, que permitirán conocer un poco mejor el pasado de la ciudad.

Los trabajos se han desarrollado entre octubre y marzo. Cuando el alcalde, Javier Lacalle, realizó una visita a la zona, allá por diciembre, aún no se había encontrado ningún resto que se pudiese asociar a la antigua construcción. Por el contrario, las excavaciones sí que habían descubierto muros que se podían vincular con antiguo cementerio medieval, al barrio de San Román y a alguna de sus calles principales, lo que hacía presuponer que la iglesia debía andar cerca. Eso sí, nadie sabía a ciencia cierta si iban a encontrarse sus restos o si estos habrían desaparecido, víctimas de la voladura y los posteriores saqueos.

Hallazgo histórico

La pieza representa la imagen de un monje benedictino. PCR

La pieza representa la imagen de un monje benedictino. PCR

Sin embargo, los meses posteriores han sido más fructíferos y, entre los elementos encontrados, Fabiola Monzón ha localizado esta clave de bóveda, “perfectamente caída sobre un suelo documentado de la iglesia“. Además, se han descubierto nuevos pavimentos y muros, que corresponderían también al edificio religioso, además de restos varios de sillería, todo lo cual ayudará a completar la información de la que hasta ahora se disponía. Estamos ante un hallazgo histórico importante, insiste Monzón, porque nos permite confirmar dónde estaba ubicada la iglesia y, lo más importante, que contamos con restos arquitectónicos para demostrarlo.

Junto a la pieza se han localizado también materiales de las bombas napoleónica, por lo que la “leyenda” que decía que el edificio había sido víctima de la voladura del Castillo pasa a ser historia, explica la directora del Museo de Burgos. Para Marta Negro, los materiales encontrados durante este proyecto de excavación nos ayudarán a dar forma al pasado de la ciudad, confirmando lo que en numerosos documentos y grabados ya se sabía, y es que en la actual ladera del Castillo se había conformado el primitivo Burgos, cuyas raíces se remontan a la Edad Media.

Valor artístico

Pero además de ser un hallazgo histórico, la clave de bóveda es también un hallazgo artístico. Un gran bloque de piedra, de más de 200 kilos, en el que aparecer representado un monje benedictino. Según explica la directora del Museo de Burgos, se trata de una figura vestida de negro, con el dedo derecho levantado y el libro de la ‘Regla’ en la mano contraria, por lo que nadie puede dudar de se trata de un monje benedictino. Ahora tocaría saber si representa directamente al fundador de la orden o, por el contrario, es una imagen de San Román, que también fue un benedictino.

Monzón y Negro explican a Lacalle las características de la pieza. PCR

Monzón y Negro explican a Lacalle las características de la pieza. PCR

Monzón está estudiando la iconografía para intentar dar respuesta a esta cuestión, si bien es cierto que Negro apuesta porque se trata del propio fundador de la orden. Sin embargo, lo más importante de la pieza es su policromía, explica la directora del Museo de Burgos. Estamos acostumbrados a ver edificios antiguos de piedra tallada pero sin color, y no porque fuesen así, sino porque las policromías se las ha ido comiendo el paso del tiempo. Sin embargo, esta clave de bóveda conserva sus colores, que habrá que restaurar, por su puesto, pero ahí están.

Segunda fase

La arqueóloga y su equipo se encuentran en estos momentos analizando todo el material encontrado durante las excavaciones, que han finalizado esta misma semana, y han contado con un presupuesto de 65.000 euros. Para abril se podrá conocer la memoria completa, en la que se determinará el valor de lo hallado y las previsiones de futuro, de cara a poder iniciar una segunda fase de trabajos. Así lo ha anunciado el alcalde, Javier Lacalle, quien insiste en la necesidad de que Burgos conozca un poco mejor su historia. De este modo se continuará actuando en la zona, en las laderas del Castillo, para localizar nuevos restos de construcciones.

Mientras, el Ayuntamiento de Burgos trabaja en el pliego de condiciones para sacar a concurso la elaboración del Plan Director del Castillo, una iniciativa a largo plazo, entre 8 y 10 años, por la que se pretende recuperar histórica y artísticamente esta zona de la ciudad. Como ya explicase en su momento Lacalle, el proyecto se centraría en localizar y documentar la Judería así como otros elementos arquitectónicos del Cerro del Castillo, aunque los trabajos no comenzarían hasta bien avanzado el 2016, puesto que el Plan no estará elaborado hasta principios del próximo año y, además, toca expropiar terrenos.