Monte Santiago, un grandioso espectáculo natural
El mítico río vasco, el Nervión, nace en Burgos en Monte Santiago
La Junta lo ha protegido desde 1986 y hoy es Monumento Natural
La ruta de seis kilómetros, entre hayedos y la cascada, se puede realizar en dos horas
Mirador desde el que se contempla toda la Sierra Salvada. BC
Uno de los espectáculos más bellos que se pueden contemplar en Europa está en Burgos. El límite provincial y autonómico entre Burgos, Vizcaya y Álava, entre Euskadi y Castilla y León, alberga el espacio natural conocido desde hace siglos como Monte Santiago. En este lugar confluye una interesante conjunción de flora y fauna y una especial belleza en el paisaje; un frondoso bosque de hayas y una espectacular caída de agua rodeada de un impresionante escenario rocoso formado por las cresterías calizas de Sierra Salvada.
Recibe el nombre de Monte Santiago por las ruinas del monasterio de Santiago de Langreniz, construido en el año 1075, según consta en el cartulario de Valpuesta. Todo el espacio natural, protegido por la Junta de Castilla y León como Monumento Natural, tiene una superficie de 2.537 hectáreas y pertenece a los términos municipales de Berberana y Junta de Villalba de Losa.
En uno de los recovecos de Monte Santiago, el Nervión se precipita en una cascada sublime de 300 metros de altura. El venero nace en Burgos y cae sin remisión desde esta provincia hasta Álava. Un espectáculo que en la época del deshielo se convierte en belleza natural y ecológica.
Los hayedos que cubren buena parte del Monte de Santiago se vuelven entonces en un espacio mítico; un lugar de poder en el que las fuerzas telúricas se conjuran para ofrecer en el salto del Nervión el más bello de los espectáculos naturales. Y junto a la leyenda natural, otra, la del mito, la de la tierra de lobos. Aquí, el temido animal tenía sus dominios y en muchas ocasiones causaba el temor de vecinos y ajenos; de los pastores y los animales domésticos.
Enorme escultura de un lobero en Monte Santiago. BC
Lobera de Orduña
El paseo tiene una interesante ruta de ida y vuelta hasta el Salto del Nervión de unos seis kilómetros en la que el paseante puede encontrar el bosque de hayas retorcidas por el paso del tiempo, una laguna, dos loberas recuperadas y unas inmensas esculturas de los loberos que representan al viejo pastor que persigue a los cánidos hasta la trampa que los hará morir, las loberas, construidas de modo artificial aprovechando alguna de las depresiones del terreno. Son las loberas más grandes de la Península y según cuentan los vecinos de la comarca, se utilizaron como tales hasta 1955. Hoy día constituye un ejemplar de alto valor etnográfico.
Cualquier leyenda se puede contar en este espacio porque el espectáculo natural lo propicia. Desde el borde del camino hasta la cueva natural; desde esta cavidad hasta la laguna; desde este accidente lacustre hasta la construcción hecha por manos del hombre de las loberas; y desde estas trampas para cánidos al Mirador de Rubén. La vista es espectacular. El escaso torrente de agua que acaba de brotar se desprende, dejado por la mano de Dios, en un viaje que puede parecer interminable.
Desde la altura apenas se aprecia como en agua se rompe en billones de átomos minúsculos y que se vuelven a fundir en el líquido que arriba, en la parte más alta, en su nacedero, ya fue. Desde el Mirador se puede contemplar una vista espectacular, si la niebla lo permite, del Valle de Délica, desde el Salto del Nervión.
Los atónitos espectadores pueden ver, gracias a una delicada señalización y un poco de sensibilidad y conocimiento un enorme y frondoso bosque de hayas, de brezos y matorral; así como enebros y bosque mediterráneo y atlántico. Y también una colonia de buitres y águilas; en sus bosques encuentran su hogar el tejón, el jabalí, el gato montés, la garduña y numerosas aves como el arrendajo, el pinzón vulgar y el petirrojo.
El Salto
El norte de la provincia de Burgos tiene dos vidas. Una sobre la tierra; otra bajo ella. Precisamente, el nacimiento del río Nervión tiene su origen en las aguas subterráneas nacidas de los complejos kársticos que abundan en el norte. Así se formó un cauce fluvial que creó la cascada que se precipita hasta Orduña.
Al frente se puede contemplar el monte de Charlazo, de 935 metros de altitud, la auténtica frontera natural de Losa, en Burgos, con Orduña en el País Vasco. Los impresionantes cortados de Sierra Salvada y su peculiar relieve en cuesta no tienen igual en Europa; quizá por eso sea un lugar tan especial.
Los pueblos cercanos al Monumento Natural conservan elementos constructivos muy interesantes, como la Casona de Villalba de Losa con elementos arquitectónicos medievales, la Casona y la Torre de Velasco en Berberana, y el pueblo de Zaballa, que conserva su arquitectura tradicional.
