La lucha por la igualdad efectiva a través del deporte
La ‘Carrera por la Igualdad’ organizada por el Colectivo 8 de marzo reúne en el centro de la ciudad a 297 hombres y mujeres
Lo más importante es visibilización de la realidad, y no tanto la competición
La igualdad efectiva entre hombres y mujeres no es una meta que se obtenga en un simple campo de batalla. Aún hay muchos frentes abiertos y hay que trabajar en todos ellos para alcanzar el objetivo. Por eso, el ‘Colectivo 8 de marzo’ lleva ya 21 años organizando la Carrera por la Igualdad, una cita a caballo entre el deporte, la fiesta y la reivindicación que esta mañana ha convocado a 297 personas en las calles del centro de la ciudad.
Mujeres, hombres, niños y ancianos. Todos ellos unidos en un día muy confortable por la defensa de la igualdad de oportunidades entre ambos sexos y convencidos de que a pesar de los avances de los últimos años, todavía queda un largo camino por recorrer. Un camino mucho más largo, por cierto, que el de la propia cita, que una vez más contó con un recorrido de alrededor de 2.000 metros a orillas del Arlanzón.
En este sentido, desde el colectivo se insiste en que “la competitividad es lo de menos”. Lo que importa de verdad es la “visibilidad” y la “educación en igualdad”. Prueba de ello es que la propia cita ha ido mutando con el paso del tiempo. Cuando comenzó, la participación estaba cerrada de manera exclusiva para mujeres e incluso había premios para las ganadoras. Hoy, el apellido ‘Por la Igualdad’ ha sustituido a ‘De la Mujer’ en una carrera que no es sino una más de las numerosas actividades que organiza anualmente el colectivo para intentar romper las barreras.
Un trabajo en el que, según Leticia Alonso, cada vez son más las personas involucradas, empezando por los más pequeños. “La educación en igualdad es fundamental” y “los niños lo asumen como algo normal”. Al final, los más pequeños forjan su personalidad en función de lo que observan en su etapa de aprendizaje, y la ruptura de los roles tradicionales es más evidente generación tras generación.