Esoterismo y cultura jacobea entre San Antón y Castrojeriz

El pueblo fue uno de los centros de comercio de Castilla con Brujas

Cuenta con ricos tapices flamencos y tablas de gran calidad e importancia

San Antón, la ex colegiata y el castillo son sólo algunos de sus monumentos

Esoterismo y cultura jacobea entre San Antón y Castrojeriz Ruinas del convento de San Antón. BC

Las viejas ruinas del monasterio de San Antón son un lugar mágico, esotérico; no más que todo el Camino de Santiago y sus símbolos, pero sí guarda este lugar una significación especial. Su pasado templario, la presencia de los antonianos y la curiosa historia de curaciones de la enfermedad provocada por un hongo, el cornezuelo del centeno, hacen de San Antón y de la cercana Castrojeriz lugares especiales.

El convento de San Antón fue fundado en el año 1146 bajo el reinado de Alfonso VII y regentado por la orden de los antonianos. Estos monjes se dedicaban a la atención de los peregrinos y a curar el mal del fuego, una enfermedad que se extendió en la Edad Media. Los antonianos ayudaban a los peregrinos y se les imponía la ‘Tau’ como signo de protección en los males del camino. El mal del fuego lo causaba un hongo, el cornezuelo, que crece y se desarrolla en el centeno. San Antón, antes de ser cenobio, fue palacio y huerta del burgalés Pedro I de Castilla.

Ex colegiata de Santa María del Manzano. BC

Ex colegiata de Santa María del Manzano. BC

Hoy sólo quedan las ruinas, pero impresiona entrar en el viejo monasterio; ver sus paredes desnudas; los lienzos de piedra tallada, los nervios de los arcos góticos y el pórtico que recibe a los romeros jacobeos.

La Orden Antoniana desapareció en 1787 y parte de sus bienes pasaron a la Colegiata de Santa María del Manzano, pero con la desamortización de Mendizábal en 1835, el resto pasó a manos privadas. La entrada a este convento estaba protegida por un arco elevado del siglo XVI que se franquea a pie o en automóvil puesto que se corona la carretera. En pie queda una magnífica portada gótica y los impresionantes ventanales ojivales del ábside. El retablo barroco de la iglesia de San Antón se conserva en la iglesia de San Juan Bautista, en la parte alta de Castrojeriz.

Hoy el viejo cenobio alberga un refugio para peregrinos desde el año 2002, cuando los entusiastas castreños amigos de Camino decidieron darle a este mágico lugar, lugar de poder telúrico sin ninguna duda, un especial protagonismos.

Virgen del Manzano

Extramuros de Castrojeriz, en el año 1214 y por disposición de Berenguela la Grande, reina de Castilla y León, se erigía un templo que en el siglo XVII acabará por dedicarse a la Virgen del Manzano.

Santa María del Manzano es uno de los edificios más emblemáticos de Castrojeriz. Su traza original románica se completa en el siglo XV cuando se acometió una profunda reforma que afectó a todo el edificio. En su interior destaca la capilla del siglo XVII erigida por Juan de Sagarmínaga con la imagen de Nuestra Señora del Manzano, una obra del siglo XIII en piedra policromada a cuyos milagros dedicó Alfonso X el Sabio varias cantigas. Asimismo hay que destacar el retablo mayor, rococó, con las pinturas de Antonio Rafael Mengs.

El pueblo

Plaza Mayor y Ayuntamiento de Castrojeriz. BC

Plaza Mayor y Ayuntamiento de Castrojeriz. BC

La historia de Castrojeriz se remonta al año 974, año en el que el conde de Castilla García Fernández otorgó su fuero a la villa, el primero otorgado en el reino junto a los de Salamanca, Sepúlveda y Palencia, entre otros. Prueba de la importancia estratégica de Castrojeriz es la construcción de su castillo. Está ubicado en un cerro que fue ocupado antes por poblaciones prehistóricas.

Aquí han dejado huella y su legado histórico los celtas, romanos, visigodos, árabes y cristianos, lo que conforma un conjunto monumental digno de contemplar y admirar. Entre ellas, destaca la iglesia de San Juan que fue levantada en el siglo XIV sobre otra románica que en el XVI sufre una nueva edificación a cargo de Rodrigo Gil de Hontañón. Destacan sus esbeltas naves y columnas sin capitel de donde parten los nervios que forman las admirables bóvedas de crucería en su interior encontramos una colección de tapices hechos sobre cartones del pintor flamenco Corneille Schutz elaborados en talleres de brujas hacia 1654.

Castillo

Castillo de la villa, recientemente restaurado. BC

Castillo de la villa, recientemente restaurado. BC

El Castillo se alza, solitario y vigilante, en lo alto de un cerro ceniciento, tal y como definiría el mismísimo Antonio Machado estos paisajes de oeste de Burgos. La Fundación del Patrimonio Histórico firmó en su día un convenio que comprometía la colaboración del Ayuntamiento de Castrojeriz y el Grupo de Acción Local Adeco-Camino de Santiago en este proyecto.

Se ha recuperado en parte esta joya medieval para deleite de aquellos desean conservar esta parte tan fundamental de la historia de Castilla. Las obras del castillo permitieron conocer los trazados de la fortaleza y el patio de armas. En las actuaciones se recogió diverso material arqueológico, cerámico del siglo XV y XVIII y numismático, tratado y entregado al Museo de Burgos. Dicho material ha permitido datar los restos entre los siglos XV y XVIII. Pero su historia va mucho más allá. Los restos más antiguos hallados en el interior, sitúan en la época romana a sus primitivos ocupantes.