1-1. Un empate inútil

El Mirandés no pudo pasar de la igualada ante un Tenerife que comenzó ganando y acabó dando por bueno el empate

La lluvia y el estado del terreno de juego condicionaron el choque

1-1. Un empate inútil Álex García tuvo en sus botas la victoria en los minutos finales. LFP

El Mirandés desaprovechó esta noche una inmejorable oportunidad de poner tierra de por medio con la zona de descenso al no ser capaz de pasar del empate frente a un Tenerife muy necesitado de puntos que empezó ganando y acabó conformándose con el resultado. Partido algo falto de ritmo de los de Terrazas, que de nuevo tuvieron que adaptarse a las condiciones climatológicas y el estado del césped, muy castigado por los últimos temporales de nieve, frío y lluvia.

Ficha Técnica

1 – Mirandés: Razak; Aitor, Caneda, Álex Ortiz, Kijera; Rúper; Jordi Pablo (Pedro Martín, min.46), Igor Martínez (Josu Hernáez, min.80), Carnicer (Provencio, min.65), Álex García; Urko Vera.

1 – Tenerife: Dani Hernández; Moyano, Albizua, Carlos Ruiz, Cámara; Vitolo, Aitor Sanz, Víctor (Santi, min.65), Maxi (Hugo Álvarez, min.91); Aridane (Ruso, min.82), Ifrán.

Goles: 0-1, min.28: Aitor Sanz; 1-1, min.48: Urko Vera.

Árbitro: Figueroa Vázquez (Colegio Andaluz). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Caneda, Carnicer, Kijera y Álex Ortiz y al visitante Aitor Sanz.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo quinta jornada de la Liga Adelante disputado en Anduva ante 2.513 espectadores. La intensa lluvia y el estado del césped condicionaron el choque.

Incluso antes del pitido inicial se preveía un partido trabado. Con un terreno de juego muy pesado y plagado de irregularidades, el juego preciso se antojaba una quimera y ambos equipos no tardaron en dar fe de ello. Demasiadas imprecisiones y falta de continuidad en el juego de los dos. Eso sí, también mucho orden táctico y seriedad en la parcela defensiva, que anuló la practica totalidad de la capacidad ofensiva de ambos.

Sólo el Tenerife, con un disparo desde media distancia de Ifrán bien atajado por Razak, consiguió inquietar a los rojillos, que a medida que pasaron los minutos comenzaron a sentirse más cómodos. Los de Terrazas asumieron el control del juego y, a falta de profundidad, le arrebataron la pelota al conjunto tinerfeño. Sin embargo, sería el Tenerife el primero en golpear. Al filo de la media hora de juego, la defensa mirandesa no acertaba a despejar con contundencia un centro al área y Aitor Sanz aprovechaba su llegada desde segunda línea para batir a Razak con un disparo seco ajustado al palo.

Apenas tres minutos después, Urko Vera pudo empatar el choque con una gran ocasión cocinada por Carnicer dentro del área, pero el delantero vizcaíno mandaba el balón fuera libre de marca. Uno de esos remates de los que luego te lamentas. Aún así, el Mirandés no le perdió la cara al partido y siguió bien plantado, buscado con insistencia la portería del Tenerife, que a raíz del gol mejoró parte de sus prestaciones.

El signo del partido cambió radicalmente nada más regresar de vestuarios. Pedro Martín, que acababa de entrar en sustitución de Carnicer, se inventaba una gran jugada en solitario por la banda izquierda y ponía un balón a la espalda de los centrales. Urko Vera, en posible fuera de juego, controlaba la pelota y con algo de suspense conseguía batir a Dani Hernández para poner el empate en el marcador.

A partir de ahí, el Mirandés se vino arriba, aunque las ocasiones seguían llegando a cuentagotas. Aitor se encontró con el portero tras una buena internada hacia el centro y un disparo con la zurda, mientras que Urko Vera seguía peleándose sin fortuna con los centrales tinerfeños. Menos peligro ofrecieron los hombres de Agne, que apenas se acercaron a la meta de Razak durante la segunda mitad.

Ya en la recta final, y con las espadas en todo lo alto, Álex García pudo dar los tres puntos al Mirandés con un impresionante disparo desde lejos que no entró debido al concurso de Dani Hernández. Paradón del cancerbero hispano-venezonalo, que permitió a su equipo aguantar el empate. A raíz de esa ocasión, Agne pareció darse por satisfecho con la igualada y ordenó a sus hombres cerrar filas para asegurar al menos un punto que deja un sabor agridulce en Anduva.