Arranca el juicio por el supuesto homicidio de un ecuatoriano en Miranda

La Audiencia Provincial juzga a dos policías locales de Miranda acusados del homicidio por imprudencia de Ángel Neptalí Vargas en junio de 2011

Los familiares y amigos del fallecido aseguran que uno de los agentes empujó a Vargas y este se golpeó la cabeza contra el suelo en la caída

Fue ingresado por una intoxicación etílica, pero murió por un traumatismo craneal

Arranca el juicio por el supuesto homicidio de un ecuatoriano en Miranda El juicio se está llevando a cabo en la Audiencia Provincial. GIT

Muchos interrogantes. Esta mañana ha comenzado el juicio por el fallecimiento en junio de 2011 de Ángel Neptalí Vargas, un ciudadano ecuatoriano de 47 años de edad residente en Miranda que ingresó en el hospital con evidentes signos de intoxicación etílica y acabó muriendo como consecuencia de un traumatismo craneoencfálico tras una intervención de la Policía Local en el campo de fútbol de Las Matillas.

Los agentes acusados niegan categóricamente su implicación en el fallecimiento del ciudadano ecuatoriano

Cuatro años después del suceso, y tras recavar más de un millar de folios en la fase de instrucción, la Fiscalía y la acusación particular han sentado en el banquillo de los acusados a J.M.A.P. y V.H.J., ambos policías locales, por sendos delitos de homicidio por imprudencia en diferente grado de participación. La Fiscalía pide para J.M.A.P. una pena de 2 años de prisión y una indemnización de más de 400.000 euros para la familia del fallecido, mientras que la acusación particular extiende su solicitud a V.H.J. y pide 4 años de prisión.

Según relatan varios familiares y amigos de Vargas en su escrito de acusación, durante una intervención policial que acabó con dos ciudadanos ecuatorianos detenidos, se produjo una trifulca y J.M.A.P. empujó al fallecido, quien se golpeó la cabeza contra el suelo en la caída. Una máxima que niegan rotundamente los dos agentes actuantes, que aseguran que Vargas ya se encontraba en el suelo con evidentes signos de embriaguez. Según han subrayado ambos agentes en su testimonio, el fallecido parecía estar “dormido”, ya que “roncaba” e incluso “movió las extremidades” cuando le intentaron incorporar.

Minutos después, otras dos patrullas de la Policía Local se desplazaron hasta el lugar de los hechos para prestar apoyo a los dos agentes acusados y se encontraron con Vargas tumbado en el suelo. El jefe de servicio aquella noche confirma la situación y reconoce que él fue el primero en interesarse por el fallecido. Junto con otro agente, ha explicado, intentaron despertar a Vargas, pero fue imposible y acabaron solicitando la presencia de una ambulancia medicalizada, que tras una primera exploración acabó trasladando al fallecido al hospital. Ni los sanitarios ni los policías localizaron signos de violencia o traumatismos en un primer momento. Tampoco se halló sangre en el lugar de los hechos, pero Ángel Neptalí Vargas acabó muriendo por un grave traumatismo craneal.

La duda reside en si ese traumatismo fue causado por un golpe esa noche y, de ser así, cómo se produjo. Lo único claro es que el fallecido efectivamente se encontraba bajo los efectos de bebidas alcohólicas, como así demostró la posterior autopsia, que evidenció una tasa de alcohol muy superior a la normal.

Teléfono desaparecido

Los acusados denuncian la sustracción de un teléfono móvil con imágenes del suceso

Pero si el caso ya de por sí se antoja complicado, debido al cruce de declaraciones entre agentes y familiares y amigos del fallecido, se complica aún más por la desaparición de un video supuestamente grabado por M.F.L., compatriota de Vargas y actualmente en paradero desconocido. Según denuncia la acusación particular, V.H.J. vio cómo el ciudadano ecuatoriano grababa la trifulca y las detenciones y le arrebató el teléfono.

El terminal fue posteriormente encontrado por el jefe de servicio en las proximidades y entregado para su custodia como “objeto perdido” en las dependencias de la Policía Local. En un principio, asegura el agente, no se vinculó el teléfono con la intervención. Sin embargo, a la mañana siguiente se notificó la muerte de Vargas y cuando se fue a echar mano del teléfono, este había desaparecido de las dependencias policiales. El argumento del jefe de servicio es rotundo. No se sabe qué pasó con el terminal, ya que “mucha gente” tiene acceso a las instalaciones. Días después, el teléfono volvió a aparecer “en el mismo sitio”, pero había sido “manipulado” y el video en cuestión no estaba guardado en la memoria.

De todo ello se seguirá hablando en las próximas cuatro jornadas, en las que los magistrados de la Sección 1 de la Audiencia Provincial tomarán declaración a decenas de testigos y agentes municipales para intentar esclarecer un suceso que en su momento levantó una gran polémica y obligó al alcalde, Fernando Campo, a abrir una investigación interna. Para mañana están convocados casi una veintena de testigos.