El sol rinde homenaje a San Lesmes 2015
Miles de burgaleses acudieron a la plaza de San Juan para celebrar una tradicional fiesta que se endulza a base de roscos
Gigantillos, Danzantes, reinas, damas, peñas y casas regionales pusieron el color y el ambiente folclórico en el homenaje al patrón de Burgos
El sepulcro de San Lesmes ocupa el pasillo central del templo. GIT
Cuando un 25 de enero sale un día soleado y este coincide con la tradicional fiesta de San Lesmes es un regalo para miles de burgaleses que acuden cada año a rendir un homenaje al patrón de la ciudad. El folclore de Burgos salió desde el paseo del Espolón a ritmo de tambor y dulzaina. Gigantillos y Danzantes encabezaron una comitiva muy colorida que cubrió la distancia que separa el Ayuntamiento de la parroquia de San Lesmes. Peñas, casas regionales, reinas, damas y la corporación municipal cerraron la comitiva que entró en el templo donde esperaba el arzobispo, Francisco Gil Hellín.
Los feligreses presentaron un sentido homenaje a la imagen de San Lesmes que reposaba en centro del templo más arropado que nunca. La búsqueda de la fé, San Lesmes y la batalla entre el bien y el mal fueron los ejes centrales de la homilía del arzobispo.
Voluntarios de la parroquia se encargaron de vender los 6.500 roscos. GIT
Gil Hellín ensalzó la fe como respuesta a la vida del ser humano y la necesidad de encontrarla dentro de cada uno y no fuera. San Lesmes resaltó en el discurso como el “modelo de seguimiento de la llamada divina”. La vida a través de la fe le llevó a fundar el monasterio de San Juan y convertirse en abad que cuidaba de los peregrinos del Camino de Santiago. Tal fue la huella que San Lesmes, natural de Loudun (Francia) dejó, que 900 años después, Burgos sigue rindiéndole homenaje.
Por último, Gil Hellín llamó a los fieles a seguir luchando por el bien y apartando el mal de sus vidas, el cual pertenece a “nuestra naturaleza”. La dilatada eucaristía dio paso a la compra del típico rosco de San Lesmes, el reparto del vino, el chorizo y la morcilla para disfrutar del baile de los Danzantes y los Gigantillos frente al Monasterio de San Juan.
Fueron los jóvenes voluntarios de la parroquia de San Lesmes los que entregaron 6.500 roscos, 350 kilos de chorizo y otros 350 de morcilla.
