Alonso de Linaje: “Esperamos una mejoría de la economía en 2015”

El decano del Colegio de Economistas de Burgos se muestra moderadamente optimista de cara a la evolución económica de la provincia durante este año

Se muestra partidario de la implantación del contrato único

Apuesta por vincular las subidas salariales a la productividad

Alonso de Linaje: “Esperamos una mejoría de la economía en 2015” Carlos Alonso de Linaje. PCR

Reflexivo y analítico. Carlos Alonso de Linaje (Burgos, 1996) piensa meticulosamente todas las palabras que salen de su boca, incluidas las que puedan no gustar a determinados colectivos. Partidario del contrato único, crítico ante la “indefinición” de la política industrial de la Junta de Castilla y León y moderadamente optimista de cara a la evolución de la economía burgalesa en 2015, el decano del Colegio de Economistas recibe a BurgosConecta en su despacho para hablar del pasado presente y futuro de la provincia.

¿Qué podemos esperar del 2015 desde el punto de vista económico?

Sólo podemos esperar mejoría. 2014 ya tiene datos que, aunque sean macroeconómicos y no hayan llegado a las familias, son esperanzadores. Eso sí, en un mundo interconectado como este podemos tener muchas sorpresas buenas y malas, como puede ser el inesperado y significativo descenso del precio del crudo, las elecciones en Grecia y toda la incertidumbre que ello nos depara en cosas como la prima de riesgo o incluso el terrorismo islámico. Todos esos factores pueden fortalecer la unión, pero también generan incertidumbre, y con incertidumbre, se paraliza la creación de riqueza.

¿Nosotros solos no somos capaces de salir de la crisis en ese mundo interconectado?

La creación de riqueza depende de muchos factores, incluido el consumo interno y la balanza exterior, y estamos viendo buenas señales, pero hay que pensar que todavía tenemos un nivel de desempleo inaceptable. Esto no habrá terminado hasta que no tengamos unos niveles de desempleo acordes con el tipo de país que aspiramos a tener.

¿Podremos hablar de salida de la crisis en Burgos este año?

“Burgos entró en la crisis dos años más tarde y nos costará más tiempo salir de ella”

La crisis tiene nombres y apellidos desde el primer día, pero en términos generales, las consecuencias de la crisis se empezaron a sentir de verdad en Burgos dos años más tarde que la mayoría de las provincias. Eso probablemente provoque que nos cueste más tiempo que al resto salir de esta situación. Por ejemplo, las grandes capitales tienen ahora niveles de actividad muy superiores a los que tenían hace dos años, y Burgos no.

¿Qué sectores son los que nos van a ayudar a salir de la crisis?

Los que tenemos, como no puede ser de otra manera. Tenemos un sector industrial muy diversificado con fuerte presencia en el exterior y lo normal es que este año vea incrementos suficientemente importantes como para que se noten en cuanto a la generación de empleo, que es uno de los factores decisivos. También el sector del campo ha tenido un buen comportamiento en los últimos años y salvo catástrofe atmosférica no tenemos por qué pensar que el 2015 vaya a ser peor. Por su parte, el sector Servicios va a depender en gran medida de la demanda interna, no sólo de los burgaleses, sino de todos los españoles. Hay que pensar que el turismo en Burgos tiene cada vez un mayor peso.

De hecho, Burgos está apostando por el turismo. ¿Realmente tenemos posibilidades en ese sector?

Ya tenemos una parte de la economía asentada en el sector turístico. El turismo en Burgos tiene muchas posibilidades y tipologías: monumental, peregrino, de naturaleza, cinegético, de eventos, religioso, micológico, deportivo, etc. Tenemos una capacidad turística muy importante, aunque todavía por desarrollar.

También se ha hablado mucho del desarrollo logístico. ¿Lo estamos haciendo bien?

La logística es un sector que sirve a otros. Es difícil tener un sector logístico fuerte si no hay detrás un sector industrial fuerte. No hay grandes nudos logísticos en zonas donde no hay capacidad industrial. Por lo tanto, la capacidad logística que tiene Burgos está muy vinculada al desarrollo de su industria.

¿Se están tomando las medidas necesarias para incentivar el desarrollo industrial?

Para saber si las medidas que se están tomando son las adecuadas habría que conocer los objetivos. A priori, ayudar a que vengan nuevas inversiones siempre es bueno, pero puede que no sea suficiente, ya que en los últimos tiempos no hemos sido capaces de atraer ninguna gran inversión a la ciudad. Como mucho, hemos conseguido reinversiones en empresas que ya estaban operativas. Creo que es importante ver lo que se ha hecho en otras épocas para atraer inversiones y aprender de ello.

¿Cuál es la situación actual?

Burgos tiene ahora mismo una situación de desposicionamiento vinculada a que las competencias en materia de Industria son regionales. Estamos circundados por comunidades uniprovinciales y eso complica todo. Además, al lado tenemos la capital de Castilla y León. Así, una de dos. O hay una política clara para dar el peso industrial que se merece la ciudad de Burgos o, sino, lo tenemos difícil, porque hay mimbres que no tenemos.

¿La situación sería diferente con el Parque Tecnológico operativo?

“El suelo industrial no crea riqueza por si mismo”

No tiene mucho que ver. La creación de suelo industrial no crea riqueza por si misma. De hecho, tenemos unos cuantos polígonos industriales en la provincia de Burgos con muy poca masa crítica. Lo que genera riqueza es la atracción de industrias. El atractivo no está en el suelo, está en la voluntad.

Entonces, ¿qué tendría que hacer la Junta?

Debería decir real y claramente cuál es la política industrial en cada una de las provincias. Según la UE, la industria debe tener un peso del 21 por ciento en la economía de las regiones. Burgos tiene ahora mismo el 29, aunque ha llegado a tener el 33, mientras que la media española es del 16 por ciento y la de Castilla y León es del 19. Una visión es que, mientras el resto de provincias no lleguen al 21, no se siga desarrollando Burgos. Ese puede ser un argumento, pero lo importante es que ahora mismo se desconoce cuál es la política industrial de la Junta.

¿La crisis de Campofrío nos va a afectar en 2015?

Por supuesto. Cuando se pierde una industria referente como Campofrío, desaparece el PIB vinculado a esa industria. Pero tenemos una buena noticia, y es que se va a construir una planta referente en Europa a nivel tecnológico y productivo.

¿Qué pasa con la construcción?

“La construcción debe ser un valor de uso y de cambio”

La construcción nunca ha tenido un peso muy importante en el PIB de Burgos capital y da la sensación de que hemos tocado fondo y ahora mismo empieza a repuntar. Es impensable que un país desarrollado o en vías de desarrollo tenga un sector de la construcción débil. Eso no quiere decir que la base de la economía española vaya a volver a ser la construcción, pero ha de ser un sector más que aporte creación de riqueza sin que sea un instrumento de especulación. Debe ser un valor de uso y de cambio.

¿Hemos aprendido la lección?

Normalmente, las crisis han venido precedidas por una fase de crecimiento desmedido del valor de la vivienda. Hay tres periodos en la historia de España en los que el precio de la vivienda se ha disparado y ha coincidido con los momentos anteriores a sendas crisis.

¿Puede afectar a la economía la convocatoria de tantas elecciones en 2015?

Puede afectarnos, ya que cuando hay elecciones se paralizan muchas cosas. La Administración es lenta en la parada y en el arranque. Unas elecciones conllevan ceses y nombramientos y eso produce una cierta parálisis en diferente ámbitos. Eso es innegable, aunque también es cierto que también hay una voracidad para conseguir resultados inmediatos.

¿Es el momento de subir los salarios?

“La subida de salarios habría que vincularla siempre a la productividad”

La subida de salarios habría que vincularla siempre a la productividad. Eso al menos sería lo lógico, y no lo que ha ocurrido durante los últimos años, en los que se ha perdido casi un 20 por ciento de empleo, pero sólo un 7 por ciento del PIB. Eso significa que hemos ganado productividad y competitividad. Antes utilizábamos muchos medios, no sólo humanos, sino de toda índole, para alcanzar una producción. Ahora mismo tenemos una producción menor, pero con muchos menos recursos. Además, ese aumento salarial debería depender de cada empresa, ya que sino entraríamos en un mundo de injusticia. Si subimos los salarios con carácter lineal, aquellos que hacen mejor su trabajo se verían penalizados y a medio plazo, todo el mundo intentaría estandarizar la productividad a la baja.

Pero hay una cierta sensación de que la crisis la ha pagado el trabajador… 

Sí, pero ese razonamiento es un poco maniqueo. No se habla del volumen de endeudamiento que han tenido que afrontar las empresas para ser viables. Las empresas no han mejorado sus resultados año a año a costa de la mano de obra, sino que han estado codo con codo para seguir trabajando muchas veces a costa de exponer el patrimonio presente y futuro de los empresarios e inversores. En la mayoría de los casos, el esfuerzo que se les ha pedido a los trabajadores ha sido proporcional al esfuerzo que ha tenido que afrontar el empresario. Además, cerrar una empresa es terriblemente doloroso, pero abrirla en estos momentos es casi imposible, por lo que es fundamental hacer que las empresas que están abiertas sigan así. Quizá el mejor ejemplo de lo que digo sea el sector del automóvil, que se ha mantenido en España gracias al enorme esfuerzo de flexibilidad que se ha llevado a cabo entre ambas partes. Esto es un compromiso de todos.

Cerramos 2014 con un índice de temporalidad muy alto. ¿Cómo afecta eso al desarrollo económico?

Más que la temporalidad hay que fijarse en el marco regulatorio general, que viene de épocas pasadas mientras el mundo ha cambiado mucho. Ahora tenemos una masa laboral con muchos derechos y otra con muy pocos, además del gran volumen de parados. Posiblemente exista un marco regulatorio distinto en el que pueda haber unos derechos crecientes hasta un nivel razonable de indemnización y menos litigante y más integrador. Ahora mismo, la mayor parte de los conflictos laborales acaban en los tribunales, lo que es muy poco lógico. Algo estamos haciendo mal.

¿Estamos hablando del contrato único?

“Ahora mismo hay una aversión hacia la contratación”

A nivel personal creo que sería una solución. Un contrato único en el que uno fuera ganando derechos a lo largo de los años. Eso significaría ser fijo desde el primer momento con una mejora de la empleabilidad y un derecho a indemnización equilibrada. Si no tenemos una sociedad que permita a sus trabajadores cambiar de trabajo sin una situación crítica, tenemos un mal sistema productivo. Eso deriva además en una mejora desde el punto de vista empresarial, ya que ahora mismo hay una aversión hacia la contratación.

¿Por qué despierta tanto recelo entonces?

Si se lo planteamos a los sindicatos, ellos dicen que queremos precarizar el empleo, pero lo que queremos es que trabaje todo el mundo. Fijémonos en otros países, que tienen unos marcos regulatorios más flexibles y cambiar de trabajo no es tan traumático ni tampoco hay dos poblaciones tan distantes en cuanto a derechos.

¿Tiene algo que ver esto con la herencia de otros modelos pasados?

Esta es una decisión política. No nos podemos permitir tasas de desempleo como las que tenemos ni tener una polaridad en el mundo laboral como la que tenemos. Hay que favorecer la creación de empleo. No hay otra solución. Algo debemos estar haciendo mal, porque somos un mal ejemplo a nivel europeo.