Garoña encara el segundo aniversario de su cese con el objetivo de reabrir
La próxima semana se cumplirán dos años desde que Nuclenor decidiera desconectar la central nuclear de Santa María de Garoña de la red eléctrica
Tras meses de trabajo, el CSN ya está estudiando toda la información relativa a la solicitud de licencia de operación presentada en mayo por la empresa
La semana que viene se cumplirán dos años desde que Nuclenor decidiera desacoplar la central nuclear de Santa María de Garoña de la red eléctrica debido a las dudas generadas en torno al futuro legislativo y fiscal del mercado energético. La imposición de una nueva tasa sobre residuos nucleares rompió todas las previsiones de la compañía, que en aquel momento trabajaba para plantear un escenario más allá de julio de 2013, cuando en teoría debería cerrar sus puertas en virtud del decreto firmado en su día por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Garoña se desacopló de la red eléctrica en diciembre de 2012, varios meses antes de lo previsto
Garoña se desacopló de la red eléctrica en diciembre de 2012, varios meses antes de lo previsto
Desde aquel 16 de diciembre de 2012 han pasado muchas cosas, o ninguna, según cómo se mire. Y es que, al margen del intenso trabajo desarrollado por la empresa en los despachos, lo cierto es que el reactor continúa desactivado y la planta se encuentra en situación de cese. Sin embargo, Nuclenor no tira la toalla. La empresa considera que la central todavía tiene un futuro por delante y todos sus movimientos se centran en reactivar el reactor lo antes posible para seguir operando a medio plazo.
Poco después de que en febrero de este año el Gobierno modificara la normativa para permitir la solicitud de licencia de actividad una vez declarado el cese, Nuclenor hizo su apuesta. Y lo hizo a lo grande, planteando un horizonte temporal de operación mediante el que se pretende prolongar la vida útil de la central hasta los 60 años y levantando una nueva polémica entre los grupos ecologistas y antinucleares. Sólo así, subrayaron en su momento desde Nuclenor, se podrían amortizar las millonarias inversiones exigidas por el Consejo de Seguridad Nuclear en el marco de la nueva normativa europea tras el desastre de Fukushima.
Muchas exigencias
El CSN ha exigido un completo plan de actuaciones para que la central pueda operar hasta 2031
El CSN ha exigido un completo plan de actuaciones para que la central pueda operar hasta 2031
La solicitud, presentada a finales de mayo de este año ha puesto en una complicada tesitura al propio CSN, que hasta ahora había tramitado y analizado prórrogas de no más de 10 años. En cambio, Nuclenor ha solicitado licencia hasta 2031, obligando al organismo regulador a abordar un expediente tan complejo como exhaustivo. A finales del mes de julio, y tras una primera reunión infructuosa, el CSN terminó de establecer los requisitos que debía cumplir la central si quería optar a recibir la autorización. Unos requisitos que contemplaban, no sólo las necesidades técnicas de la central, sino también todas aquellas exigencias derivadas de la nueva normativa europea.
Entre los requisitos más importantes impuestos por el organismo destacaba la implantación de varias modificaciones de diseño, como la instalación de un Centro Alternativo de Gestión de Emergencias (CAGE), así como la puesta en funcionamiento de un sistema de venteo filtrado para despresurizar y mantener la integridad estructural de la contención, entre otros muchos.
Conocidos los requerimientos, Nuclenor se puso a trabajar de nuevo a toda máquina para elaborar un plan de actuación que permitiera cumplir el calendario de mejoras. Un plan que finalmente fue entregado al CSN el pasado 30 de septiembre, último día hábil para tal efecto. Ahora, la pelota está en el tejado del organismo regulador en primera instancia y en el del Gobierno en segunda, aunque todo hace indicar que si el CSN dice ‘SI’ a Garoña, el Ejecutivo de Rajoy dará el visto bueno a su reconexión a la red eléctrica.
De momento, el CSN ha pedido paciencia para estudiar el ingente volumen de documentación y realizar las correspondientes comprobaciones, pero ese no es el único frente que mantiene abierto Nuclenor. Y es que, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) impuso en julio una sanción de 18,4 millones de euros a la empresa por haber desconectado la central, una actuación que supuso la “reducción, sin autorización, de la capacidad de producción o de suministro de energía eléctrica”. Apenas unas jornadas después, Nuclenor anunció su intención de recurrir la multa, pero todavía no se ha dictaminado resolución al respecto.
Empleo
Mientras tanto, el trabajo sigue en la central. Y es que, aunque el reactor no esté en funcionamiento, las características propias de la instalación obligan a mantener una exhaustiva labor de mantenimiento y vigilancia. Eso sí, no cabe duda de que la situación de cese de la planta ha tenido un impacto directo sobre el empleo en la comarca. Si bien es cierto que la práctica totalidad de la plantilla de Nuclenor continúa trabajando, las numerosas contratas y empresas auxiliares que desarrollaban su actividad en la planta -o gracias a ella-, han tenido que reajustarse.
En este sentido, son muchos los que están esperando con optimismo una posible reapetura de la central, mientras otra parte de la ciudadanía de la zona espera que ya haya cerrado sus puertas de manera definitiva. Pase lo que pase en los próximos meses, lo que está claro es que Garoña seguirá dando de qué hablar.