Crónica de un día aciago: el Parque de Bomberos en Campofrío
Julio Estébanez, el jefe del Cuerpo, explica cómo vivieron los profesionales uno de los incendios más dramáticos de la capital
Arriesgaron más de lo necesario, lucharon contra las llamas y el peligro de explosión del tanque, pero lo consiguieron controlar
Su esfuerzo sigue en pie, con dos dotaciones y 10 bomberos, trabajando para conseguir su completa extinción
Pasaban las seis de la mañana cuando se daban las primeras voces de alarma. Eran los propios trabajadores (algunos de un grupo reducido de 20 que se encontraban en las instalaciones) los que avisaban de que se había declarado un incendio, según las primeras informaciones en la zona de ‘Cocidos’. Inmediatamente se ponía en marcha el operativo de emergencias de Campofrío, y los trabajadores intentaban apagar el fuego con los extintores de empresa. Sin embargo, muy pronto se dieron cuenta de que aquello se les iba de las manos, que era demasiado grande.
Llegó entonces la llamada al Parque de Bomberos de Burgos. Eran las 6:32. Julio Estébanez, el jefe del Cuerpo, asegura que los alertantes hablaban de palés quemados, por eso la primera dotación que se envió era tan escasa: un vehículo y una autobomba. A las 6:38, el Servicio de Emergencias 112 daba información más precisa de la magnitud del fuego, lo que llevó a un aumento considerable del operativo puesto en marcha. Cuando los bomberos llegaron al lugar “el incendio estaba plenamente desarrollado”. Grandes llamas y mucho humo por todas partes, recuerda Estébanez.
Aún así, un equipo accedió a las instalaciones. No tardaron mucho tiempo en ser conscientes de que aquello era peligroso e, inmediatamente, volvieron a salir, segundos antes de que una de las estructuras verticales se viniera abajo justo en la puerta que acababan de cruzar los bomberos. Julio Estébanez reconoce que, de no haber sido por la suerte, ahora podríamos haber estado hablando de un incendio con víctimas, incluso fallecidos. Nunca más se intentó volver a entrar en una planta que, como se puede comprobar, se encuentra arrasada.
El peligro del amoniaco
El hecho de que la nave estuviera compartimentada pero no sectorizada, unido a una cubierta fuertemente revertida y a los aislamiento de poliuretano, facilitaron la rápida propagación del fuego y dificultaron la entrada del agua que vertían las mangueras de las dotaciones del Parque de Bomberos. Viendo que la fábrica era ya irrecuperable, explica Estébanez, la principal preocupación de los profesionales se trasladó al amoniaco. A los 25.000 litros que recorrían las tuberías y a los otros 10.000 almacenado sen un depósito.
Había que intentar, por todos los medios, que el fuego no llegase al tanque, dado que existía riesgo de explosión y que una importante nube de humo tóxico contaminase el aire. Inquietos estaban también sin poder saber cómo estaban afectado las llamas a las tuberías, si estas se habían roto y el amoniaco estaba contaminando ya el humo. Por todo ello, reconoce el jefe del Parque, la decisión del Ayuntamiento fue desalojar los entornos de Campofrío y evacuar a los vecinos de Cótar y Villafría, recomendando a los de Castañeres y Rubena que no saliesen de sus viviendas y cerrasen todas la ventanas.
Mucho trabajo por delante
“No han hecho falta más recursos porque no se tuvo que acceder, lo que desgasta mucho”
El intenso trabajo de los bomberos permitió alejar el peligro del depósito, que continúa hoy bajo vigilancia. Además, las mediciones realizadas durante la tarde ayer, con resultado negativo en contaminación atmosférica, permitían a los vecinos volver a sus casas sobre las 19:00. Dichas mediciones han sido confirmadas en pruebas realizadas a posteriori, tal y como confirmaba el alcalde esta misma mañana. También a las 19:00 los bomberos conseguían controlar el fuego, aunque queda mucho trabajo por hacer hasta darlo por extinguido.
Hay varios focos activos, explica Julio Estébanez, y allí están trabajando dos dotaciones con 10 profesionales. Varios días se tardarán en extinguir uno de los peores incendios ocurridos en la capital, probablemente el peor en el ámbito industrial. En total, 60 bomberos participaron ayer del operativo, muchos de los cuales ni siquiera se encontraban de servicio. Se contó también con el apoyo de los parques de Palencia y de las diputaciones de Burgos y Palencia. Sin embargo, Estébanez reconoce que no le habría hecho falta pedir refuerzos porque todos los profesionales de la capital estaban dispuestos a trabajar.