Más excluidos y pobres, aunque con un trabajo (en precario)

Cáritas denuncia que los empleos precarios, irregulares y temporales no ayudan a salir de situaciones de exclusión social y pobreza

Reclama empleos dignos y de calidad, igualdad salarial, políticas eficaces de vivienda y ayudas sociales que faciliten la reinserción

En el colectivo de persona sin techo se nota un incremento en el número de jóvenes y de indomiciliados

Benavides, Polo y Moriana en la comparecencia. PCR

No basta con decir que estamos recuperándonos, ni con acumular datos en abstracto de creación de empleo, porque la realidad es tozuda. Estudio tras estudio se nos demuestra que la exclusión social, la pobreza y los casos de personas sin hogar siguen incrementándose y, lo que es peor, cronificándose, haciendo muy difícil su eliminación en un futuro próximo. La causa no hay que buscarla sólo en la crisis económica, sino en la salida de esa crisis, porque los empleos en precario, las escasas ayudas sociales, las menguantes prestaciones y las ineficaces políticas de vivienda no sirven para luchar contra estas lacras.

Los últimos datos ofrecidos por Cáritas y la Fundación Lesmes, gestora esta última del Centro de Integración Social de la capital, son descorazonadores. De acuerdo con el VII Informe FOESSA, el 16 por ciento de la población en Castilla y León está en exclusión social, es decir, 400.000 personas, de las que 128.000 viven en exclusión severa (por debajo del umbral de la pobreza). El perfil del excluido es el de un hombre, de unos 50 años, español, con estudios bajos o sin formación y parado, normalmente de larga duración. Esta situación se traslada inmediatamente a las familias, arraigándose en la sociedad e incrementando las desigualdades.

Sin futuro

“Son muchas las personas que no tienen salida y que llegan sin ninguna perspectiva de futuro”

Desde Cáritas Burgos, Óscar Moriana destaca dos datos significativos. Por un lado, la cronificación de las situaciones de exclusión social y pobreza. Por otro, que cada vez entran más jóvenes a formar parte de estos colectivos, los mismos que constituyen la denominada ‘Generación Perdida’, que ni puede estudiar ni puede trabajar. Y es que el empleo es uno de los principales indicadores que nos lleva a ambas realidades. Si difícil es encontrar un puesto de trabajo, más lo es cuando se vive en una situación límite, no se dispone de la formación adecuada o se está socialmente estigmatizado.

A esto hay que unirle el hecho de que la mayor parte de los empleos que se crean son precarios, irregulares y temporales, así que se puede estar ingresando un dinero al mes, pero no se puede sobrevivir. Lo notan directamente en Cáritas, insiste Moriana, puesto que están ayudando a muchas personas y familias que, aún con trabajo, no consiguen llegar a final de mes. Además, existe una alta desigualdad salarial, mientras se tienen que seguir pagando impuestos, las prestaciones se han reducido, así como las ayudas sociales, y no existen políticas efectivas que intenten atajar estos problemas.

Los sin techo, más jóvenes

La situación se complica mucho más si hablamos de personas sin hogar. El próximo 30 de noviembre se celebra el Día de las Personas Sin Hecho, momento ideal para seguir defendiendo el derecho de todo ser humano a una vivienda digna y adecuada. Pilar Benavides, trabajadora social de la Fundación Lesmes, reconoce que están notando que las personas sin techo son cada vez más jóvenes y se está incrementando el número de indomiciliados, fruto del agotamiento de prestaciones, subsidios y ayudas sociales. Del mismo modo, aumentan los casos de infravivienda y casas ocupadas.

Benavides, Polo y Moriana en la comparecencia. PCR

Benavides, Polo y Moriana en la comparecencia. PCR

En un año, entre Cáritas y la Fundación Lesmes, se atienden a 1.200 personas sin hogar, estando el peligro en la cronificación de los casos. Óscar Moriana recuerda que, aunque superen todos los obstáculos, cuando llega el momento de encontrar un empleo y acceder a una vivienda se encuentran con un muro casi insalvable, por lo que la reinserción social es prácticamente imposible. No existe oferta de vivienda adaptada a las necesidades de estos colectivos. Además, muchos de los sin hecho sufren algún problema mental y tampoco se cuenta con programas específicos para el tratamiento autónomo que permita superar estas dificultades.

Cuidado con los peques

Finalmente, la preocupación de Cáritas se extiende también a los más pequeños de la casa. Con motivo del Día Internacional de los Derechos de la Infancia, la ONG de la Iglesia Católica alerta sobre la desatención conductural y emocional de los menores que se ven sometidos, a través de sus familias, a situaciones de pobreza y exclusión social, sobre todo entre el colectivo inmigrante. Los problemas económicos de los padres no se traducen exclusivamente en carencias alimentarias o materiales graves, sino también en carencias de tipo afectivo, que marcarán el futuro adulto de estos niños.