Adolescentes, redes sociales y privacidad
Acción en Red presenta un estudio sobre el uso que los más jóvenes realizan de las redes sociales
Más de la mitad desconoce que los contenidos compartidos pueden ser utilizados por cualquiera
En torno a un 10% asegura haberse sentido alguna vez acosado en internet, pero también de manera presencial
La ONG aboga por una alfabetización digital, rechazando el miedo sistemático y enfatizando los aspectos positivos
Las redes sociales forman ya parte indisoluble de nuestra vida. Han cambiado nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos, y esta realidad es aún más intensa en el caso de los jóvenes. Los adolescentes consideran las redes sociales como un instrumento de comunicación básico e imprescindible, sintiéndose sin él “aislados e incompletos”, incluso socialmente excluidos. De ahí la necesidad de conocer cómo manejan estas redes sociales, para detectar comportamientos de riesgo y atajarlos antes de que sea demasiado tarde, al mismo tiempo que enseñarles a usarlas de modo correcto y obtener los máximos beneficios.
Bajo esta premisa, la ONG Acción en Red desarrollaba el pasado curso escolar 2013-2014 un taller específico sobre buenas prácticas en las redes sociales. El equipo de profesionales del programa ‘Por los buenos tratos’ llevó a cabo varias actividades socioeducativas entre estudiantes de 2º de ESO hasta 1º de Bachillerato de diferentes centros escolares de la capital. El resultado fueron 1.394 cuestionarios sobre la relación que los adolescentes (de 11 a 17 años) mantienen con las redes sociales, de los que se extraen interesantes conclusiones, que afectan también al comportamiento de los adultos para con estos instrumentos.
“Los jóvenes admiten sentirse aislados, incomunicados e incompletos”
La percepción social de que los más jóvenes no pueden vivir sin las redes sociales se demuestra también en datos. El 98,7 por ciento de los entrevistados utiliza alguna de estas herramientas, ocupando el primer lugar el whastapp, con un 89,7 por ciento, seguido muy de cerca por el Tuenti (un 85,8 por ciento) y un poco más lejos por Twitter (70,1 por ciento). A más edad, más utilización de las redes sociales. Las usan, fundamentalmente, para hablar con amigos, contactar con gente que vive fuera o enviar fotos y contenidos varios.
Entre lo público y lo privado
El 90,77 por ciento de los adolescentes reconoce que utiliza las redes sociales para intercambiarse fotos, y a pesar de los continuos mensajes que los más mayores lanzan contra este tipo de prácticas, un porcentaje muy elevado de los encuestados no tenían conciencia clara de que los contenidos que se manejan a través de las redes sociales pueden ser utilizados por cualquier persona, sin necesidad de que el propietario o protagonista dé su consentimiento expreso. Es decir, en un 47,8 por ciento de los casos desconocían este peligro y, lo que es más preocupante, ese porcentaje no se reduce con la edad.
Los responsables del estudio abogan por una educación basada en la alfabetización digital más que en el miedo. Es decir, enseñar a utilizar correctamente las redes sociales, a manejarlas evitando los riesgos, para que puedan aprovecharse de los muchos aspectos beneficiosos que ofrecen. “Es importante que puedan conocer, valorar, discernir y elegir, no por miedo sino por convicción” o, lo que lo mismo, educarles en la responsabilidad, que entiendan las diferencias entre lo público y lo privado, aprendiendo a protegerse y valorando qué es lo que no les importa que se sapa y qué es lo que quieren que sólo llegue a sus amigos.
“Educar desde la experiencia y la reflexión, en una capacidad crítica y confiar en la capacidad de análisis de los jóvenes”
Y es que, a veces, los adultos minusvaloramos a los adolescentes. Prueba de ello es que un número importante de los entrevistados asegura no fiarse del contenido de los perfiles en las redes sociales, sobre todo en el caso de los alumnos de 2º de ESO. Esto se debe, fundamentalmente, a que son conscientes de que mucha gente miente, sobre todo si no cuenta con el mínimo de edad permitido para participar de estas herramientas. De ahí también que, a mayor edad, los jóvenes reconozcan mentir menos en sus perfiles y, por tanto, confían más en la información que les ofrece la gente.
El acoso y los comportamientos inapropiados
Otro dato interesante, y que también tiene que ver con ese miedo que generan las redes sociales, es que un 11,4 por ciento de los encuestados se ha sentido alguna vez acosado a través de internet, sobre todo en el caso de las chicas (un 14,7 por ciento frente a un 8 por ciento). Es, sin embargo, una cifra similar a la que refleja el acoso presencial, un 10,4 por ciento. “Es llamativo cómo los porcentajes de acoso son similares tanto en las redes sociales como de forma presencial, existiendo además una correlación entre las personas que se han sentido acosadas a través de las redes sociales y de forma presencial”, explican en el estudio.
Los insultos, las amenazas o los comentarios ofensivos están a la orden del día en las redes sociales, y muchos jóvenes son testigos directos o indirectos y, sobre todo, han intercambiado contenidos de estas características. De todos modos, desde Acción en Red restan importancia al hecho de que un 68,46 por ciento de los encuestados asegure haber visto insultos, puesto que muchos de ellos los utilizan como “signo de identidad”. Dicen incluso que son insultos cariñosos o de broma. “Los jóvenes tienen la pretensión de ser reconocidos por los suyos y tienden a hacerlo trasgrediendo las normas”, recuerdan.
“Los jóvenes utilizan los insultos, no como agresión verbal, si no como una forma de reforzar sus vínculos de grupo”
Además, un 22,4 por ciento reconoce haber enviado imágenes o vídeos de contenido sexual, más chicos que chicas, incluso de carácter personal. Para el grupo de trabajo de la ONG vuelve a ser fundamental la educación en lo que se refiere a este tipo de comportamientos. El “sexting”, envío de material de contenido sexual propio, no es negativo en sí mismo, y es algo que la sociedad debe entender. De ahí que lo más importante sea aprender a manejarlo para que no entrañe riesgos ni traiga consigo consecuencias indeseables.
La exclusión social
Hablar con los amigos,, contactar con gente que vive fuera y enviar fotos son los usos principales de las redes sociales entre los adolescentes, pero también existe un porcentaje elevado que las utiliza para cotillear, conocer gente y ligar. Son más chicas que chicos los que las usan para cotillear y desahogarse (este último caso se incrementa con la edad), mientras que hay más chicos que chicas que las utilizan para ligar. Lo que está claro es que, más que miedo a las redes sociales, lo que existe entre los adolescentes es el miedo a no estar en ellas, a sentirse socialmente excluidos, aislados, incompletos e incomunicados.