Neila: La reina de La Demanda
Las Lagunas son formaciones de origen glaciar de una antigüedad superior a los 10.000 años cuando se produjo la última glaciación
El pico de la Campiña, con 2.049 metros de altitud, preside desde la Laguna Larga todo el conjunto de formaciones acuáticas
El pueblo de Neila fue muy próspero en la época de la trashumancia y tiene importantes edificios históricos en su casco urbano
Si las cumbres de la Demanda tienen una reina, esa es Neila y su corte, el entorno natural que la rodea. Pero no sólo ya por sus míticas lagunas de origen glaciar. Sus alrededores, su ubicación, los montes y los riscos que rodean este parque natural y la villa, enclavada en el fondo del valle, hacen de este espacio, un lugar de gran belleza y digno de ser visitado. Las lagunas son los restos de las morrenas, circos y lenguas de hielo de los glaciares que cubrían toda la sierra de la Demanda hace 10.000 años, durante la glaciación Würm, la última que ha sufrido la tierra.
A todo el entramado de las lagunas le acompaña la cumbre de la Campiña, la más alta de las montañas de la zona y que alcanza los 2.049 metros de altitud en la que las nieves son casi constantes. Al otro lado del pico, hacia el norte, el descenso se hace también muy atractivo, camino de Palacios y Monasterio de la Sierra. Son las Calderas, una serie de formaciones rocosas esculpidas por la acción del agua, el hielo y el viento.
Lagunas
Negra, de la Cascada, Larga, de Las Pardillas, de Los Patos, Brava, Oruga y Muñalba. Son las formaciones glaciares, unas, las más; otras artificiales para tratar de completar las masas de agua. Es un lugar de contrastes de color y textura ligados a los ecosistemas acuáticos y los paisajes propios de la alta montaña mediterránea. Desde las mismas lagunas también se puede subir al Haedillo, de 1.889 metros de altitud, aunque la ascensión es más corriente por una el camino marcado desde Tolbaños de Arriba.
El camino desde Quintanar de la Sierra se hace muy agradable, sea a pie o en coche. Los pinares que sortean las curvas de la carretera son auténticos pulmones. El pino albar es el más común en la zona. Sin desmerecer a ninguna de ellas, por su belleza, quizá la laguna de la Cascada sea la más espectacular, con un circo de rocas, impresionante, y con cientos de pequeñas caídas de agua y riachuelos que la alimentan; la de Los Patos, la Brava o la bonita y la de las Pardillas, un tanto más alejadas, son también lagunas de gran belleza.
El pueblo
El origen de la villa y de todo su entorno hay que buscarlo en la Reconquista. Los Pelendones fueron el pueblo conquistador de estas comarcas, como todas las de la sierra burgalesa y soriana. Pero cruzar de un lado a otro de la villa supone adentrarse en la historia de Neila y en su pasado más remoto. Fueron los romanos quienes dejaron la primera huella en sus puentes, el del Orillar y el de las Puentes.
Más cercano en el tiempo, Neila tuvo su base económica en el monte y en el ganado. De hecho, el pasado de Neila fue muy próspero. Pese a estar semi escondida entre las cumbres de La Demanda, fue una de las villas en las que la trashumancia tuvo más importancia, tanto que la cabaña de oveja merina de la comarca sobrepasaba las 20.000 cabezas. El tiempo ha pasado y hoy apenas queda un rebaño.
Unido a su pasado trashumante, Neila fue en otro tiempo fue cabeza de Cañada Real e hito estratégico de la trashumancia. Hace 40 años que se perdieron estas costumbres y todo eso ya no existe, sólo es un recuerdo que los vecinos resucitan cada primer domingo del mes de julio con la fiesta de la trashumancia.
La gran actividad ganadera y maderera propició una próspera vida al pueblo todo su entorno es un claro ejemplo de la arquitectura de montaña burgalesa y de importantes construcciones. Así, un paseo sosegado por las calles neilenses permite descubrir sus casas blasonadas, como el palacio de los Márquez, del siglo XVIII, que según la tradición fue la residencia del cura Merino y la casa de los González de Prado, del siglo XVI. En el barrio de San Miguel hay que destacar la casa de los Cuesta, del siglo XVII.
También destacan por su belleza la iglesia de Santa María, de estilo gótico con portada y torre románicas y su pila bautismal, también románica. Y la iglesia de San Miguel, con un interesante ábside y torre románicos. En este espacio se ubica en la actualidad la Casa del Parque de las Lagunas de Neila.
Mirador de San Francisco
Volvemos a lo alto de las Lagunas para detenernos en el Mirador de San Francisco. Desde ese punto, antes de llegar a los pies de las formaciones glaciares, San Francisco ofrece una inigualable vista de todo el valle de Neila, de Riofrío y los Picos de Urbión, Cabezarrera o Muñalba, en el vértice de las provincias de Burgos, Soria y la comunidad de La Rioja.
Contemplar los bosques de pino, en su parte más alta, acebos y hayas en el valle del río Najerilla suponen uno de los más potentes atractivos de las cumbres del Sistema Ibérico que trata de revivir su pasado haciendo una apuesta atrevida por el turismo para garantizar su futuro.