Cámara: “Me gustaría un parón de los funcionarios, porque se pararía el país”
Silvia Cámara asegura que los empleados públicos sienten que su trabajo no se valora, y critica la campaña de desprestigio orquestada desde los gobiernos
La presidenta provincial de CSI-F Burgos insiste en que los recortes y los reajustes están obligando a trabajar bajo presión, lo que en Sanidad es “jugar con fuego”
CSI-F se define como un sindicato independiente, profesional, negociador y que vive exclusivamente de las cuotas de sus socios, que en Burgos ascienden a 2.500
Dos son las ideas que más repite Silvia Cámara. Por un lado, la sensación que tienen los empleados públicos de que su trabajo no es valorado socialmente Por otro, que los recortes y ajustes están obligando a los profesionales a trabajar bajo presión. No se amplían plantillas ni se cubren sustituciones, y puede llegar un momento en el que todo estalle. Será entonces cuando seamos conscientes del servicio que los funcionarios prestan. Estamos jugando con fuego, y si no ahí está el ejemplo de lo ocurrido en la Residencia Mixta de Miranda. Ni vagos ni privilegiados, los empleados públicos están hartos de la campaña de desprestigio. Así lo cuenta la presidenta provincial de CSI-F a BurgosConecta.
¿Cuál es la situación actual del funcionariado?
“Hay un cierto espíritu de desconfianza: no trabajamos, somos privilegiados, los sueldos son elevados… y eso no es así”
No voy a decir que es buena, porque no lo es. Tampoco que es malísima porque sería ponernos en situaciones extremas. Tenemos la sensación de que no somos valorados socialmente, que el ciudadano no es consciente del servicio público prestamos, que las condiciones sociolaborales y económicas son cada vez peores, y que se ha hecho una campaña de desprestigio al colectivo. Lo que sí me gustaría matizar es que entiendo el término funcionariado como cualquier empleado público, sea funcionario, personal laboral o contratado. Y todos hemos sido los primeros en sufrir los recortes cuando empezó la crisis, y ahora que se ve cierta luz, no se acuerdan de nosotros.
¿Son un colectivo que está muy a mano para tema de recortes, ajustes de plantilla…?
Las primeras medidas que tomó el Gobierno Central fueron a lo fácil, a los empleados públicos y a recortarles el sueldo un 5%. Luego ha venido el siguiente gobierno y ha seguido atacando en el mismo sentido: quito una paga extra, quito moscosos (que no son un regalo, sino la compensación en días por una parte económica que no se paga), reduzco el importe de las prestaciones cuando están enfermos. Y todo envuelto en un cierto espíritu de desconfianza, de que no trabajamos, de que somos privilegiados, de que los sueldos son elevados… y eso no es así. El dinero en las administraciones se han ido por otras vías, que no son los sueldos de los funcionarios, sino en obras astronómicas, partidas sin justificar, administración paralela…
Y ese tipo de políticas no siempre están mal vistas por la ciudadanía, ¿de dónde viene ese rechazado al colectivo?
Siempre digo que en la administración hay gente buenísima, buena, regular… como en todas partes, y más o menos trabajadora también. Pero sinceramente creo que la gente trabaja y es responsable, porque, si no, se estarían abriendo expedientes disciplinarios. Es una “suerte” el tener un trabajo estable porque estamos viendo una gran precariedad laboral en la empresa privada, pero se ha hecho una campaña de desprestigio. Los sueldos en la administración no son altos: estamos viendo a ingenieros, con 20 años de antigüedad, que están ganando 2.000 euros. Y mileuristas, la inmensa mayoría. Me gustaría un parón de los funcionarios, porque se pararía el país: educación, sanidad, servicios sociales…
Aún así, los profesionales siguen trabajando al mismo nivel…
“Estamos viendo ingenieros que, con 20 años de antigüedad, ganan 2.000 euros. Y mileuristas, la mayoría”
Sí, incluso más, pero la cuerda se tensa hasta donde se tensa. Por ejemplo, si miramos el sector sanitario nos estamos encontrando con que este año se ha cerrado una planta en el Hospital Universitario de Burgos, y se ha aprovechado para repartir al personal por otras áreas y cubrir con ellos las vacaciones de los compañeros, eliminando las sustituciones y dando menos servicios a los ciudadanos. Los calendarios laborales saltan por los aires, se trabaja en situaciones de mayor presión. Estamos jugando con fuego. Al final se baja la prestación de servicios y se presiona más al trabajador.
Ahora que se habla tanto de duplicidad administrativa, ¿sobran funcionarios?
No creo que haya más empleados públicos de los que tendría que haber, pero no estoy de acuerdo en cómo están organizados. Creo que la autonomía que se ha dado en la descentralización de la administración ha hecho que cada una haya creado su propio reino de taifas, y no se gestiona adecuadamente. Hay servicios que con mayor carga de trabajo están peor dotados que otros con menor carga. Se necesita una reorganización racional de los efectivos. Por ejemplo, en la Gerencia de Servicios Sociales de Burgos, en atención a menores, los trabajadores no pueden con la carga de trabajo que les hacen asumir, y nadie incrementa el personal.
Ante esta situación, ¿llegará un momento en que los funcionarios estallen?
Depende de hasta dónde nos aprieten o cuánto nos inmunicemos. De momento se está salvando la situación y se trabaja más de lo que se trabajaba antes, porque en muchas áreas (sobre todo Educación y Sanidad) hay mayor carga pero menos profesionales. Las jubilaciones sirven para amortizar plazas, como ocurre en Correos o en el Centro Penitenciario, por ejemplo. Tampoco se cubren las vacaciones, no se hacen nuevas contrataciones, no se reorganizan efectivos, así que los trabajadores trabajan bajo presión.
¿Detrás de estas políticas habría un intento de privatizar los servicios públicos?
“En Sanidad, estamos jugando con fuego”
A quienes dirigen no les importa realmente el servicio público, ni si se presta con mayor o con menor calidad, sólo les preocupa que les salgan las cuentas. Todas estas medidas de presión no son realmente para asfixiarnos, ni para acabar con los servicios públicos; simplemente son para recortar gastos, porque además saben que vamos a sacar el trabajo con menos recursos. El problema es que esos recortes ya están repercutiendo en la atención prestada y, hasta ahora hemos sido un colectivo muy pacífico. Privatizaciones sí, pero para quitarse carga de empleado público, sobre todo laboral y contratado.
¿Cómo está el sistema educativo en estos momentos y qué futuro le espera?
Necesitamos una mayor dotación de profesores y pensamos que tiene que venir de la mano de la convocatoria de oposiciones. Por vía decreto, el Gobierno Central ha establecido que un profesor, cuando está enfermo, no se le sustituye hasta que no pasan los primeros 15 días de baja. Se le han aumentado las horas de trabajo. Las jubilaciones sirven para amortizar puestos. Así que cada vez son menos docentes, por eso estamos pidiendo una oferta de empleo público.
¿Y Sanidad?
Sacyl está preparando una reordenación de plantillas que afecta al personal sanitario en su conjunto, y que en Burgos podría suponer una reducción de en torno a 40 efectivos. También está el problema de las unidades de gestión clínica, ante las que nosotros no estamos de acuerdo porque tememos que se pueda perder la transparencia de la administración; especializar y conseguir una excelencia profesional está muy bien, pero dar más autonomía a los servicios médicos puede hacer perder la transparencia en las contrataciones, por ejemplo. Ya hemos hablado de lo que pasa en el HUBU, donde la gente está trabajando bajo mucha presión, y los recortes han llegado también al medio rural.
Precisamente la falta de personal y la presión laboral es lo que se ha denunciado en la Residencia Mixta de Miranda, donde fallecieron dos usuarios en julio…
“Era necesaria una renovación de la bolsa de empleo, pero no a cualquier precio”
Somos testigos de la presión con la que allí se trabaja porque algunos de los empleados pertenecen al sindicato. Esta vez ha sido en el servicio de cocina, pero mañana puede ser en otro, porque llega un momento que la cuerda se tensa tanto que se puede romper. Se trabaja bajo mínimos de efectivos; hace falta que haya un mayor número de personas para que el servicio se pueda prestar con calidad. Con independencia de las ratios de ocupación del centro, hay unos mínimos que se deben de cumplir. ¿Tiene que haber un par de fallecimientos para que se tomen medidas?, por que de manera inmediata se han producido contrataciones…
Los funcionarios también se ha movilizado por la Justicia: oficina judicial, la privatización del registro…
En cierto sentido estamos satisfechos del resultado de las movilizaciones de CSI-F. Había una amenaza de supresión de los juzgados de paz y hemos conseguido, al menos sobre el papel, que se mantengan los existentes en Burgos, con el fin de garantizar la cercanía de la Justicia al ciudadano. Y en cuanto a los registros civiles, también estamos luchando para impedir su privatización, porque eso encarecería el coste al ciudadano y habría muchos trabajadores cuyo puesto estaría en peligro. Nos hemos dirigido a los ayuntamientos para explicarles la situación y muchos alcaldes, que desconocían la medida, se están sumando en la reivindicación al Gobierno.
¿Cómo valoran desde el sindicato lo ocurrido en la Diputación con la bolsa de empleo?
Nos parece una tomadura de pelo. Llevamos muchísmo tiempo pidiendo que se saque una bolsa de empleo, pero lo que no puede ser es que a la gente, en una situación precaria, le vengas con un examen de esa índole. Hemos criticado muchas veces cómo se gestionaban las bolsas de empleo anteriores. No había transparencia, no se sabía cómo se hacían los llamamientos… Era necesaria una renovación, pero no a cualquier precio. Hay que tener unos temarios y una forma oficial de examinar. Porque la sensación que da es de “monto yo esto para que entren los que yo quiero que entren”, y de eso está ya harto el ciudadano.
¿Cómo es la relación de CSI-F con los sindicatos de clase?
“No vivimos de las subvenciones, sólo de la cuota de los afiliados”
Somos un sindicato independiente, criticamos lo que hacen los gobiernos, sean del signo político que sean. Independientes porque no tenemos ninguna adscripción política, e independiente porque a nuestra gente le damos independencia para negociar, dentro de las directrices generales que tenemos marcadas, lógicamente. Y somos un sindicato profesional. Las únicas ayudas que tenemos y provienen de los gobiernos son las que se dan a los cursos de formación, pero no vivimos de las subvenciones, sólo de las cuotas de afiliados. Somos un sindicato participativo y negociador, no nos gusta la guerra, hablamos claro, no nos gusta hacer acción sindical criticando lo que hacen mal los demás. Hacemos un sindicalismo diferente.
¿Cuál es su representación sindical?
Depende de las áreas, no es lo mismo Sanidad, Educación, que administración. En global, somos el sindicato mayoritario en la Junta de Castilla y León; en Burgos, en la administración local, tenemos un 20% de representación. Nuestra mayor fuerza está en la administración pública, tanto funcionarios como laborales, porque es donde el sindicato nació, aunque ya está entrando en la empresa privada. Con CC.OO y UGT compartimos muchas ideas y todos somos miembros de unas mesas generales de negociación. CSI-F es un agente social, ya consolidado y representativo.