Más prevención que represión en el consumo de drogas

Desde Proyecto Joven y el Ayuntamiento abogan por potenciar las campañas de prevención entre los jóvenes y recalcan la necesidad de “trabajar en red”

El Ayuntamiento ha destinado 270.000 euros a cinco asociaciones burgalesas dedicadas a la sensibilización y prevención sobre el consumo de drogas

Más prevención que represión en el consumo de drogas Los directivos de Proyecto Hombre y Proyecto Joven con el alcalde y la concejala. TAM

En nuestra sociedad, la tolerancia al alcohol y otras drogas es cada vez mayor, aunque sea en sus versiones “más suaves”. Cada vez son más los jóvenes que se reúnen para hacer botellón o los que dan positivo en drogas y alcohol en los controles de Tráfico. Sin embargo, desde Proyecto Hombre comparten la visión del Ayuntamiento de Burgos de que las soluciones a esta problemática pasan por la sensibilización y el ámbito educativo, “no por la represión”.

El alcalde Javier Lacalle se ha acercado esta mañana a la sede de Proyecto Joven de Burgos para conocer de primera mano la labor llevada a cabo por el equipo, coincidiendo con ellos en que las labores de prevención son una tarea conjunta en la que tienen que colaborar todas las administraciones. Así lo ha reconocido el director de Proyecto Joven, Ignacio Sancho: “Solos somos como bomberos; apagamos un fuego, pero entonces se nos enciende otro”. De ahí la necesidad de “trabajar en red” con los servicios sociales, educativos, sanitarios o judiciales, pero sin olvidar el papel fundamental de la familia.

Los jóvenes tomaron el Parral. GIT

Los jóvenes tomaron el Parral. GIT

Actualmente, el Ayuntamiento tiene cinco convenios con asociaciones que están trabajando en la sensibilización sobre el consumo de drogas, a las que ha destinado 270.000 euros. Dentro  de esa cuantía, 140.000 van para el trabajo “estrella, más ambicioso experimentado”, el de Proyecto Hombre. Su presidente, Manuel Fuentes, es consciente de que tenemos un problema social “de primer orden” con el tema de las drogas, algo de lo que la gente ya se empieza a dar cuenta. No obstante, Fuentes ha señalado que este es un problema presente ya entre los jóvenes “desde los últimos treinta años”, y que por desgracia “nos estamos acostumbrando”. De ahí la importancia de las campañas de prevención, que para el presidente de Proyecto Hombre deberían convertirse en un eje transversal en la educación de los jóvenes. 

En esto ha coincidido con la concejala de Sanidad, Marisol Carrillo, que considera que hay que empezar a sensibilizarles desde la infancia. “El tratamiento es importante, pero la prevención es básica”, ha afirmado. Eso sí, Carillo ha señalado que habría que dar “un toque de atención a las familias” en los centros escolares, porque muchas “pasan”. 

Prevención, no represión

Lo primero para poder abordar el problema es reconocerlo. Según Manuel Fuentes, hoy en día vivimos en una “sociedad de consumo” en la cual los valores “han cambiado”, al igual que la educación familiar. En ese sentido, nuestros jóvenes tienen que aprender a distinguir las consecuencias de esos “elementos de consumo”, el alcohol y las drogas. Y para ello, “más que las vías represivas”, defiende que “lo que hace falta” realmente son las campañas de prevención, coincidiendo con Lacalle, para quien “reprimir por reprimir no tiene sentido. Si se les prohíbe estar en una zona del río se irán a otra”. 

Por su parte, Ignacio Sancho ha explicado que el trabajo en prevención es “muy amplio y muy diverso”. El director de Proyecto Joven también opina que no vale con decir que “esto es malo”. Dice que no sirve para nada porque “la onda es la que es”. De ahí que el suyo sea un trabajo de “hormiguita”, pero “insistente“. Por sus manos pasan a diario familias, alrededor de 100 cada año, y él considera que con ellas la prevención sí es eficaz. Sobre todo cuando ve que a los “cuatro, seis, u ocho meses”, familias que han acudido al centro “destrozadas” por un problema con un hijo adolescente, consiguen reconducirlo y cambiar el ambiente en casa.

La prevención va más allá de informar a los chicos de lo que es malo”, ha explicado. Pasa también por una “experiencia educativa” que conlleva “replantear mitos, desterrar ideas irracionales y adquirir la dimensión que una conducta descontrolada puede tener”.