Fabra aboga por el ejemplo, la transparencia y la participación

El presidente de la Generalitat Valenciana defiende la necesidad de la política para gestionar la cosa pública, pero desde la honestidad

Recuperar la confianza de los ciudadanos exige dar explicaciones, ser transparente y administrar con sentido común

Alberto Fabra participa en el curso de verano ‘Prensa y Poder’ del colegio San Gabriel, en La Aguilera

Fabra aboga por el ejemplo, la transparencia y la participación Alberto Fabra participa en el curso 'Prensa y Poder'. PCR

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, tiene muy claro cómo debe ser la administración del futuro: eficiente, racional, ágil, participativa y transparente. Es hora de modernizarse, de adaptarse a las nuevas realidades y necesidades de los ciudadanos, dejando atrás las viejas estructuras “rígidas”, apostando por la innovación, reduciendo la burocracia, gestionando con sentido común, equilibrando gastos e ingresos, dando cuenta de todo lo que se hace y del porqué se hace… Todo para que el ciudadano vuelva a confiar en las administraciones y las vea como un aliado, no como un enemigo.

Responsable político en una de las comunidades más manchadas por la corrupción, Fabra no ha tenido ningún problema en mostrar su postura contra lo que él mismo ha denominado “lacra”. Durante su charla en el curso de verano ‘Las nuevas tecnologías como instrumentos de información y empleo’, que organiza esta semana la Ciudad de la Educación ‘San Gabriel’ en La Aguilera, el presidente de la Generalitat ha insistido en que “creo que la clase política somos absolutamente imprescindibles para gestionar los recursos de todos”, pero desde la honestidad y la honorabilidad.

Ejemplaridad y transparencia

“La clase política somos absolutamente imprescindibles para gestionar los recursos de todos, pero desde la honestidad”

Por ello, Alberto Fabra apuesta por implementar medidas legislativas que ayuden a detectar a los corruptos y echarlos fuera de las administraciones. Los cargos públicos “tenemos que ser ejemplarizantes”, porque no está dispuesto a que un militante de base o un alcalde de una pequeña localidad se avergüence ante el comportamiento de un dirigente de su propio partido. De ahí que, él mismo, como presidente de la Generalitat y del PP de Valencia, haya optado por sacar a todos los imputados de las direcciones del partido, el Grupo Parlamentario y el propio Gobierno, lo cual ha sido difícil y “no me ha hecho el más famoso del grupo”.

La lucha contra la corrupción va de la mano de la creación de una administración transparente. El dinero público es dinero de todos los ciudadanos, por lo tanto, los gobiernos tienen que dar todo tipo de explicaciones sobre para qué se utiliza. Pero no sólo los gobiernos, sino “toda institución, organización o colectivo que reciba dinero público, tiene que explicarlo, así como el carácter productivo de lo que hace”. De este modo se podrá recuperar la confianza de los ciudadanos, que esperan que las administraciones gestionen su dinero de manera que se garantice la cobertura de los servicios básicos.

Regeneración política

El presidente de la Generalitat también es partidario de llevar a cabo una regeneración de la política española. Considera que ya somos un país democráticamente maduro, por lo que la rigidez de ciertas instituciones deberían eliminarse. “Ciertas estructuras no tienen sentido”, como las listas cerradas. Alberto Fabra aboga por dar más protagonismo a los ciudadanos en la elección de sus representantes, y no al modo de lo que sucede en el Senado, donde se supone que son listas abiertas pero el elector acaba votando lo que marca el partido.

“Somos representantes a través de un partido, pero debe haber sensibilidad en el partido sobre lo que piensan los ciudadanos”

Plantea un sistema alternativo, en el que, por ejemplo, los representantes de los parlamentos autonómicos sean elegidos por comarcas, con independencia del partido al que pertenezcan. De este modo, los ciudadanos se aseguran contar con un político que defienda sus intereses más próximos. ‘¿Qué miedo nos da?’, ha preguntado. Parece que los ciudadanos han madurado más que los propios partidos políticos, que tienen que ser sensibles a las necesidades del votante, y no ceñirse tanto a la famosa disciplina de partido ni a coaccionar a sus representantes.

Refinanciación

La presencia de Fabra en las II Jornadas ‘Prensa y Poder’ (inauguradas esta mañana por la ministra Fátima Báñez) buscaba conocer de primera mano cómo las nuevas tecnologías permiten desarrollar una administración más próxima al ciudadano, simplificada y eficiente. El actual presidente llegó a la Generalitat en un momento difícil, en el que tuvo que asumir tanto la reducción de los ingresos, como los gastos excesivos que presentaba el gobierno valenciano, la importante deuda con proveedores y otra serie de problemas. Aplicando “el sentido común de un alcalde” (venía del Ayuntamiento de Castellón), Fabra planteó un cambio en la administración, a través de las nuevas tecnologías.

Redujo el sector público industrial (empresas públicas y fundaciones); ajustó las plantillas, tanto de altos cargos como de funcionarios; pidió ayuda al Gobierno Central para, con el Plan de Pago a Proveedores y Fondo de Liquidez Autonómica, pagar las facturas que estaban “escondidas en los cajones”. Algunas medidas fueron mejor acogidas que otras, caso del cierre de la radio y televisión valenciana, pero  a juicio de Fabra todas ellas se hicieron buscando una administración más eficiente, en la que los gastos estuviesen equilibrados con los ingresos, evitando agujeros en las arcas públicas.

Aún así, Alberto Fabra pide una reforma del sistema de financiación de las comunidades autónomas, al que califica de “desfasado”. Y es que, de acuerdo con sus datos, el dinero que le entrega el Gobierno Central no les llega ni para cubrir el 85% de los costes de Educación y Sanidad, estando éstos por debajo de la media nacional. Mientras, otras comunidades cubren el 120%. Es necesario que se revise el modelo, porque no puede ser que la Generalitat tenga que aportar anualmente 1.000 millones de euros a Educación y Sanidad.