Burgos apuesta por las ‘Vacaciones en Paz’
El Ayuntamiento ha destinado 70.000 euros para subvencionar el viaje de los 32 niños saharuis
La asociación ‘Amigos del pueblo Saharaui’ espera poder enviar en octubre una caravana con 21.000 euros en medicamentos y 10 toneladas de alimento
Gracias a la solidaridad de tantas familias burgalesas y la colaboración del Ayuntamiento, 32 niños saharauis han podido venir hasta nuestra ciudad desde los campos de refugiados de Tindouf, en Argelia, para vivir una experiencia única con las familias burgalesas y conocer un poco más de nuestra cultura. Familias que se han brindado a acoger a estos niños, cuyas edades oscilan entre los 8 y 12 años, de una forma totalmente altruista.
Antonio Ibáñez, el presidente de la Asociación ‘Amigos del pueblo Saharaui’ en Burgos, ha agradecido esta mañana en la recepción en el Ayuntamiento el importante apoyo económico recibido, que ha permitido que el programa se venga realizando desde 1998, gestionado, eso sí, por la asociación a través del programa ‘Vacaciones en Paz’. Y es que, ha afirmado el alcalde Javier Lacalle, Burgos es “con diferencia” la ciudad de toda Castilla y León que más esfuerzo económico hace a la hora de financiar los gastos de transporte”, destinando en esta XVIII edición 70.000 euros al proyecto, mientras que en el resto de provincias son las propias familias las que tienen que correr con la mayor parte de los gastos.
En cualquier caso, Lacalle ha afirmado que ese esfuerzo económico es “la parte más fácil”, ya que quien realmente está con ellos las 24 horas del día durante estos dos meses son las familias. Lacalle ha agradecido a su vez el trabajo que ‘Amigos del pueblo Saharui’ lleva a cabo a lo largo de todo el año, articulando, por ejemplo, el envío de caravanas a los campos de refugiados argelinos. La última fue enviada en marzo, pero quieren llevar otra en octubre con 21.000 euros de medicamentos y 10 toneladas de comida, ha explicado Antonio Ibáñez. En principio sería solo un camión pero van a intentar coordinarse con el resto de provincias de Castilla y León para poder llevar dos o tres caravanas, si fuera posible.
Un verano para repetir
De los 32 niños que han venido a Burgos, 14 están en la capital y 18 en la provincia, pero solo 6 son nuevos. El resto repiten, dada la experiencia positiva de otros años con sus respectivas familias, también veteranas en su mayoría. ¿Lo que más les impacta a su llegada? El agua. En casa y en las piscinas. Allí tienen por ducha una fregadera y por eso cuando llegan no se creen que con apretar un botón baste. De hecho, la primera vez que vienen “algunos insensatos se lanzan a la piscina sin saber si cubre o no”, ha comentado el presidente de la asociación. Y luego el dormir. Allí duermen en el suelo, por lo que es normal que los primeros días aparezcan ahí cuando se despiertan. “Se caen y no se enteran”.
Dah-Salama, de 9 años, es la primera vez que venía a España, y se quedó fascinado con la piscina, y los helados, nos contó su “madre española”, Nuria, a una semana de su llegada. Sin embargo, nada más entrar en casa cogió una enorme bicicleta sin ningún miedo, porque las familias españolas tienen la opción de hacer algún envío a los campamentos durante el curso, y muchos optan por enviar bicicletas a los pequeños. De ahí que Dah-Salama no se sorprendiese lo más mínimo al verla.
Una de las grandes ventajas del viaje para los niños son las revisiones médicas gratuitas que se les realizan. En cuanto llegan se les adscribe a la Seguridad Social de sus familiares, y luego tienen convenios con los propios centros de salud de Burgos, con la clínica Baviera para el tema oftalmológico, la fundación Alter para el tema auditivo, y en caso de que necesiten gafas o audífonos, la clínica Baviera y la fundación ‘Ruta de la Luz’ se los proporcionan de forma gratuita. Además, en algún caso excepcional en el que los niños han necesitado de revisiones pasados los cinco años durante los cuales pueden disfrutar del programa, la asociación ha vuelto a traerlos sin ningún inconveniente. Este año ha venido un niño que necesitaba audífonos, otro para una revisión de la vista y el último, para una pequeña intervención quirúrgica.
Juntos pero no revueltos
En principio es cada familia la que organiza su verano, desde la llegada de los niños a finales de junio hasta que se marchan a finales de agosto, como si tuvieran un hijo más. No obstante, desde la asociación ‘Amigos del pueblo Saharaui’ preparan cada verano una serie de actividades conjuntas puntuales, para que se vean los niños y se conozcan entre todas las familias de acogida.
Este viernes irán a Valladolid a manifestarse, como cada año, ante la Junta y la Delegación del Gobierno para apoyar al Pueblo Saharaui en su lucha por un referéndum de autodeterminación “libre y justo”, y después pasarán el resto del día en el parque acúatico de Castronuño, donde les han facilitado entradas gratuitas para todos los niños. Por último, la segunda semana de agosto celebrarán la comida tradicional en un pueblo de la provincia. El año pasado se juntaron 160 personas, porque al final “acaba participando todo el pueblo”, ha explicado Antonio Ibáñez. Este año prevén que sea en Villadiego, aunque aún tienen que confirmarlo.