El archivo diocesano triplicará su capacidad en la nueva sede

El nuevo archivo, en la antigua sede de Cáritas, contará con modernos sistemas para la protección de los documentos, como el sistema de extinción automática por gas FE-13

La capacidad del archivo se ha triplicado hasta los 4.660 metros lineales, con capacidad para los 6.000

El archivo diocesano triplicará su capacidad en la nueva sede José Luis Esteban Vallejo, archivero diocesano. TAM

El Archivo Diocesano cambia de sede. Y lo hace con un doble objetivo, por un lado, garantizar la protección de los tesoros documentales que la Diócesis lleva albergando desde el siglo XI, como, por ejemplo, el acta fundacional de uno de los monasterios más antiguo de la Península, el de San Salvador, de Oña. Y por otro, poner esos recursos a disposición de los investigadores y de la sociedad burgalesa en unas instalaciones que garanticen su preservación y unas condiciones óptimas para el estudio.

Con la futura apertura al público a mediados de septiembre, bastará presentar un carné de investigador o una carta de presentación para poder consultar entre los 4,6 kilómetros de estanterías plagadas de documentos sobre la historia de la Iglesia de Burgos y provincia. Cada partida es “un testimonio claro de la presencia de Dios en la historia y de la fe de nuestros antepasados”, ha señalado Matías Vicario Santamaría, uno de los archiveros.

Un poco de historia

Documento del año 1528. TAM

Documento del año 1528. TAM

El Archivo Diocesano surgió en el año 1068, con la fundación de la Diócesis de Burgos, y desde ese momento ha sido un reflejo de la vida e historia de ésta. Cabe destacar que en la Baja Edad Media, mucho antes del Concilio de Trento (1563), cuando todavía no existía obligación de contar con los libros de bautismo, ya existían en el reino de Aragón primero, y en el de Castilla después, las primeras partidas sacramentales. 

Durante muchos años el archivo compartió emplazamiento junto al Archivo Catedralicio, hasta su separación en el siglo XIII. En 1812, estando las tropas francesas en la ciudad, el palacio arzobispal (anexo a la catedral) y su archivo sufrieron un incendio que provocó la desaparición de una gran cantidad de documentos. En 1916, el archivo se trasladó al palacio arzobispal y en 1982 a la Casa Episcopal, donde ha permanecido hasta ahora.

Las dos grandes secciones del archivo

Entre los cientos de miles de documentos clasificados que contiene el archivo, encontramos escritos tanto del ámbito diocesano como parroquial, constituyendo dos secciones claramente diferenciadas.

La primera, el Archivo Diocesano, recoge documentos de carácter institucional, sumado a las actividades pastorales realizadas. Hay bulas de papas, documentos de los obispos de la Conferencia Episcopal, documentos sobre órdenes religiosas, de la administración diocesana, patrimonio cultural, etc. Debido a los dos incendios de 1590 y 1812 se conservan pocas series anteriores, aunque uno de los documentos más antiguos data del año 1315. Se trata de un privilegio rodado por el que el rey Alfonso XI concedió privilegios al hospital del Emperador.

En la sección de fondos parroquiales están los archivos de 1.145 parroquias, constituyendo 60.000 volúmenes. Ahí están los libros de bautizos, confirmaciones, matrimonios, testamentos, cofradías, incluso los diezmos. El documento más antiguo de esta sección es el acta fundacional del monasterio de San Salvador, de Oña, del año 1011, y la partida de bautismo más antigua data de 1494, de la parroquia de Nofuentes.

Y además de todo este fondo, el archivo se ha enriquecido con la donación de 150 cajas de publicaciones recopiladas durante los últimos cincuenta años por el profesor Federico Pérez, sobre temas relacionados con la Iglesia y tratados en distintos medios de comunicación.

Un lavado de cara

Con un coste total de 1.990.657,74 euros y el trabajo de 28 empresas, el nuevo archivo ocupará las dependencias que hasta 2005 albergaron a Cáritas en la capital. Mientras que la antigua instalación contaba con un único depósito con estanterías abiertas, ésta se ha fragmentado en cinco dependencias de menos tamaño, con armarios compactos que protejan los documentos del polvo y optimicen el espacio. De este modo, se triplicará la capacidad del anterior archivo, pasando de 1.900 metros lineales de estanterías a 4.460, con posibilidad de ampliación hasta los 6.000 metros. 

Según ha explicado el arquitecto de la obra, se ha dividido el archivo en tres zonas: la zona del depósito, la de investigadores, que ha duplicado el número de puestos, y la de los trabajadores encargados de clasificar y ordenar los documentos. Las nuevas instalaciones contarán con distintas medidas de protección, como cámaras de seguridad, un sistema de extinción automática por medio de gas FE-13 , y un sistema de climatización que permita programar una temperatura y humedad constantes, para la mejor conservación de los documentos guardados.

Peticiones y visitas

En el último año fueron 1.200 personas las que visitaron el archivo, realizando 8.000 consultas. Además, desde la publicación en 2010 de la ley de Memoria Histórica, donde se concedía la nacionalidad a todos los extranjeros que pudiesen demostrar que sus abuelos eran españoles, se han recibido más de 500 cartas solo en los últimos dos años, procedentes fundamentalmente de Cuba, Argentina, México y Francia.