El Colacho huye tras saltar por encima de los recién nacidos

La fiesta data de 1621 y representa la lucha maniquea entre el bien (Cristo Eucaristía) y el mal (El Colacho, el diablo)

Cerca de 3.000 personas se acercaron a Castrillo de Murcia a contemplar esta Fiesta de Interés Turístico Nacional

Para mañana quedan las últimas carreras y la misa de difuntos, así como el reparto de morrillo

El Colacho huye tras saltar por encima de los recién nacidos El salto de El Colacho libra del mal a los más pequeños. BC

Altares por la calles, campanas sonando a gloria sin parar; calor, color y nubes en el cielo. Castrillo de Murcia ha vivido esta tarde su fiesta grande, el Corpus Christi, y lo que es más importante para los vecinos y visitantes, el salto de ‘El Colacho’ sobre los niños nacidos en el año para ahuyentar de ellos el mal. Cerca de 3.000 personas se han dado cita a las 18:00 en este hito cercano al Camino de Santiago para contemplar la victoria del bien, que representa Cristo Eucaristía, sobre el mal, encarnado por un espeluznante individuo vestido de colores chillones y con una máscara: El Colacho.

Es la ridiculización del mal, el diablo, bajo el triunfo de Dios. Se trata de una fiesta a mitad de camino entre lo religioso y lo pagano establecida por la regla de la cofradía del Santísimo Sacramento desde el año 1621. Son muchas las fiestas en España que suponen un auténtico exorcismo encubierto. Se busca alejar el mal, salvar la vida de gracia de los niños, darles protección de por vida frente a las fuerzas ocultas de Belcebú. Se queda en tradición centenaria, una representación, pero en otra época tenía ese componente de magia blanca frente a la oscuridad, las tinieblas, el infierno que representa el esperpento amarillo y rojo.

Los abades, el atabalero y el prior son las personas que gobiernan los festejos. Luego hay otras que son los que hacen de vínculo para la organización de la fiesta, todas ellas de la Cofradía del Santísimo Sacramento.

Carreras y saltos

La Fiesta de 'El Colacho' representa la victoria del bien sobre el mal. BC

La Fiesta de ‘El Colacho’ representa la victoria del bien sobre el mal. BC

Durante los tres días previos al domingo, la encarnación del mal, armado con el zurriago y unas descomunales castañuelas, ha campado a sus anchas por las calles de la villa. Jóvenes y mayores le insultaban para provocar su ira y El Colacho respondía con zurriagazos ante tal afrenta.  Pero esta tarde, en la procesión con el Santísimo, El Colacho, sin máscara, ha huido despavorido, vencido por Cristo y ha saltado, de nuevo, por encima de los niños nacidos en el año, quedando de este modo libres de su influencia maléfica y recibiendo la bendición del Cristo que los hace posesión y protección suya.

Así reza la historia de esta tradición, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, que cada año concita a muchísimos curiosos, algunos de ellos llegados desde el extranjero para retratarla y llevarla a sus países de origen. Todo el pueblo sale a la calle en esta fecha para honrar a la Eucaristía y los vecinos engalanan los balcones con mantones blancos, y las puertas con pequeños altares en los que dejan una copa de agua y otra de vino para que el sacerdote, que encabeza bajo palio la procesión, los bendiga.

80 niños y niñas, acostados sobre los colchones, jugueteaban antes del salto; desconocían qué ocurría a su alrededor y se mostraban inquietos ante el acontecimiento. Otros aguardaban en los colchones blancos que se diseminan por las calles, cubiertos con sábanas y colchas de colores y profusamente decorados, y flanqueados por los niños de Primera Comunión.  La parada del atabalero indicaba que el salto estaba a punto de comenzar.

Derrota del mal

Cuando termina la procesión, el desenmascarado Mefistófeles huye derrotado y odiado.  Corre de inmediato fuera del pueblo y se lleva los pecados de los vecinos. El sacerdote bendice a los niños y recobra el bien para todos. Cristo triunfa sobre el mal. Para mañana lunes, las actividades se reducen a las corridas infantiles, la misa en honor a los difuntos cofrades, la tradicional partida de morrillo y la última carrera, la final que tendrá lugar a las nueve y media de la noche. Y con todo, hasta el año que viene.