De Palacio: “IU y Podemos son dos campos electorales complementarios”
El coordinador provincial de IU pronostica cambios importantes en la conformación de los próximos gobiernos municipales, autonómicos y nacionales
Pedro Mª de Palacio asegura que hay que profundizar la democratización de IU, buscando candidatos de consenso interno y externo
Tras la abdicación del Rey, el debate no es ‘Monarquía o República’ sino ‘Monarquía o Democracia’

Pedro María de Palacio representa a una nueva generación de políticos, esa de la que tanto se habla en otras formaciones pero que en Izquierda Unida es ya una realidad, al menos en la provincia de Burgos. Está convencido de que la crisis económica, política e institucional supondrá un punto de inflexión para que los ciudadanos tomen el poder y decidan sobre su futuro, comenzando por el modelo de Estado que prefieren. Partidario de las candidaturas de convergencia, está abierto a la colaboración con Podemos, pero llegando a un acuerdo en programa político. Critica la política económica y de infraestructuras en la provincia, que impiden el desarrollo y contribuyen a la despoblación en el medio rural. BurgosConecta ha hablado con él.
¿Cuál es el balance que hace Izquierda Unida de las recientes elecciones europeas?
“Queremos construir un nuevo proyecto de país”
En primer lugar, el modelo de gobierno que ha tenido España durante la Transición ha sufrido un gran descalabro. No es sólo que la Transición esté en crisis, sino que esa crisis ha llegado a los dos grandes partidos, que no consiguen ni el 50% de los votos. En segundo lugar, el resultado es satisfactorio para IU porque hemos triplicado el número de votos. Además, antes había grandes diferencias entre comunidades autónomas y ahora se ha homogeneizado. En tercer lugar, Podemos ha obtenido un gran resultado electoral. Con ellos tenemos una gran sintonía política y, entre ambas candidaturas hemos acumulado el 20% de los votos.
¿La aparición de Podemos es un arma de doble filo para IU? ¿Pueden perder votos en favor de Podemos?
Lo veo como una aportación interesante. Izquierda Unida ha tenido un buen resultado electoral, triplicando en votos, y Podemos ha llegado a un electorado al que no había llegado IU. Son dos campos electorales complementarios. Si estuviésemos hablando de un buen resultado de IU y un mal resultado de Podemos, o viceversa, sí podríamos decir que habíamos intentado pescar en el mismo caladero de votos, pero no es así. El trabajo a corto y medio plazo es compatibilizar y converger en estos dos espacios electorales.
Esa convergencia depende también de Podemos, ¿se podrán presentar candidaturas en coalición en los próximos comicios?
Hay que hacer el trabajo con inteligencia y con audacia. Un proceso de convergencia puede salir mal o multiplicar el resultado. Por parte de IU, hay que estudiar a qué espacios electorales no se ha llegado y por qué, y buscar candidaturas que no sólo tengan consenso interno sino también externo. Por parte de Podemos, hay que darle un tiempo, porque están en fase de organización. Y luego, lo fundamental es que nos pongamos de acuerdo en un programa político para disputar el poder en este país.
Los analistas políticos consideran que el éxito de Podemos y la crisis del bipartidismo son coyunturales, ¿qué piensan en IU?
“Las candidaturas de convergencia tenemos un amplio espacio social y político para crecer”
No va a ser coyuntural, porque los dos grandes partidos pretenden seguir con el empobrecimiento del país. PSOE y PP se van a poner de acuerdo en la elección del presidente de la Comisión Europea y, tras las elecciones, la Troika ya ha pedido nuevas reformas en España que nos van a empobrecer más. Además, el régimen económico sobre el que se ha asentado el modelo de la Transición no sólo no tiene capacidad de mejora, sino que se va a desestructurar todavía más. Los que apostamos por candidaturas de convergencia tenemos un amplio espacio social y político para trabajar y crecer, y el año que viene el PP y el PSOE se verán obligados, si no a compartir gobierno, a compartir mayorías parlamentarias y municipales.
La Izquierda ha resurgido también en Burgos, en un sitio tradicionalmente conservador, ¿qué ha cambiado?
Creo que es una situación a nivel nacional que se traduce con las mismas características en Burgos. Nuestra estrategia política no pasa sólo por construir una base social de Izquierdas. Queremos construir un programa de mayoría social, un nuevo proyecto de país. Estamos en una situación de emergencia nacional que sólo se puede solucionar con unos programas de unidad y participación popular.
¿Izquierda Unida podría tener un representante en el Congreso de los Diputados por Burgos?
Nosotros estamos convencidos de que va a haber representación de IU en las Cortes de Castilla y León, y que si enfocamos bien el proceso de convergencia habrá un diputado de Izquierdas en el Congreso por la provincia de Burgos. Es fundamental, porque la voz de los diputados que representan a Burgos está supeditada a la agenda de los grandes partidos, que tienen a Castilla y León y a Burgos abandonadas.
Se habla mucho de regeneración política, pero IU ya lo ha hecho. Está usted y en el Ayuntamiento de Burgos Raúl Salinero, dos jóvenes al frente del partido…
En la Asamblea General de IU de 2008 apostamos por un proceso de refundación. En Burgos, una serie de personas jóvenes y veteranas apostamos por acelerar el proceso. Se produjo una renovación en la organización, tanto a nivel provincial como en la ciudad. Raúl Salinero es el mejor ejemplo de que una persona joven, recién llegada al Ayuntamiento, puede ser el mejor concejal. Tenemos mucho trabajo adelantado y ahora hay que acompasarlo con el conjunto del movimiento que hay en la calle.
Van adelantados, ¿eso significa que “los de arriba” no lo van tanto?
“Si enfocamos bien el proceso de convergencia, Burgos tendrá un diputado de Izquierdas”
No. Izquierda Unida ha hecho muchas cosas bien en este ciclo electoral. Hemos sido la única voz parlamentaria que nos hemos opuesto a las políticas de la Troika, pero no hemos sabido interpretar ciertas dinámicas de lo que sería la vieja política frente a la nueva política que se reclama en la calle. Hay que profundizar muchísimo en la democratización de la organización y en la elección de las candidaturas, y no sólo hay que pensar en candidatos de consenso interno, sino también externo, con la calle. Y esto lo digo teniendo en cuenta que IU es la fuerza más democrática en España.
¿Ha pecado IU de bicefalia, entre Cayo Lara y Gaspar Llamazares?
Sinceramente pienso que no. Tanto Gaspar como Cayo han hecho un estupendo trabajo en sus respectivos ámbitos. Más bien creo que muchas de las cosas que se han hecho no se han sabido comunicar. En las elecciones europeas hemos tenido una muy buena candidatura, que ha conseguido un buen resultado, pero necesitamos dar un salto cualitativo en la elaboración de candidaturas para que representen a sectores clásicos de la población, pero también al conjunto de movimientos sociales que han surgido en la crisis, que conectan el 15M con las mareas. Ese es el matiz que nos ha faltado.
¿Cómo valora que una convocatoria espontánea pro República tuviese mayor éxito que la manifestación oficial?
El debate no debe ser Monarquía o República, siendo importante, sino si la Monarquía representa un régimen democrático o hay que enfrentarlo a la Democracia. La elección es Monarquía o Democracia. La apuesta democrática no es sólo elegir al jefe del Estado, sino plantearse que el jefe del Estado representa una estructura de poder en la que están metidos los dos grandes partidos, el poder económico y la Corona. Y ese es el régimen que nos ha llevado a la crisis como país, no sólo económica. Se tiene que abrir un proceso desde abajo, para que la ciudadanía pueda refundar el país. Nosotros apostamos por un modelo republicano, pero no por cualquier modelo republicano.
Hay muchos tipos de República, pero en España siempre se vincula con la Izquierda, incluso con el Comunismo
“Los que se niegan a hacer un referéndum sobre la Monarquía no quieren dar poder de decisión al ciudadano”
El relato de la Transición está muy mitificado. No hubo rupturas democráticas, sino una reforma desde las élites económicas y políticas, que son las que han construido ese relato. Además, tenemos un problema en términos de cómo entiende la calle lo que es una República. Con el actual modelo no hay una viabilidad de país, y hay que plantear un modelo de mayoría social y, para que esa mayoría social pueda decidir, tiene que haber mecanismos democráticos de participación. Los que se niegan a hacer un referéndum sobre la Monarquía no quieren dar poder de decisión a la ciudadanía.
¿Y si ese referéndum lo ganase la Monarquía?
Yo lo no compartiría. Me cuesta pensar que un mecanismo democrático como es el referéndum sea compatible con elegir una institución no democrática como es la Monarquía. Habría que aceptarlo, pero no podemos permitir que nos impongan un rey sin que el pueblo pueda decidir.
¿Hay déficit democrático en España?
Ninguna de las principales decisiones que afectan a España pasa por la soberanía popular y nacional. Somos un país intervenido por los poderes económicos nacionales e internacionales y, además, no se hace referéndum sobre nada. El mejor ejemplo es que se cambió la Constitución en 2011 y no se dejó votar a la ciudadanía. Tampoco tenemos mecanismos para evitar que un partido, cuando gana las elecciones, no tenga carta blanca para hacer lo que estime oportuno, aunque vaya al margen de su programa electoral como pasó en la segunda legislatura de Zapatero y en esta de Rajoy. En necesario introducir mecanismos de participación y revocatorios a los cargos públicos que no cumplen con su programa electoral.
¿Es viable exigir el obligado cumplimiento del programa electoral?
“Garoña no es sólo un problema energético, es la supeditación de un Gobierno a sectores económicos”
Si un Gobierno se presenta con un programa electoral porque piensa que es el mejor para la mayoría social y hay algunos aspectos que no puede llevar a cabo, lo que no se puede hacer es robar la soberanía a la ciudadanía que te ha votado y hacer lo contrario, justificándote en las circunstancias. Hay que introducir mecanismos, como los presupuestos participativos, para que la gente tenga capacidad de decisión. Lo que no puede ser es que el Gobierno y las élites políticas se independicen de la calle, que es lo que sucede actualmente.
Nuclenor ha presentado licencia de renovación de Garoña hasta 2031, ¿qué opina Izquierda Unida?
A nosotros nos parece algo sencillamente increíble. No se hace ningún estudio de viabilidad de la calidad de vida de la central. Tenemos informes sobre la degradación que sufren los mecanismos tecnológicos y a este Gobierno parece darle absolutamente igual el riego que eso conlleva. Por otro lado está el poder del sector de las eléctricas sobre el Gobierno. Han hecho un decreto a medida para que Nuclenor pueda seguir explotando la central, a la vez que se recorta el presupuesto de renovables. El caso de Garoña no es sólo un problema relacionado con el modelo energético, sino la supeditación de un Gobierno a sectores económicos.
El norte de la provincia está afectado también por el fracking…
“La PAC condena a la desaparición a los agricultores y ganaderos”
Nosotros tenemos una oposición frontal al fracking. Es además un ejemplo de que el Gobierno no se da cuenta de que hay que avanzar hacia un modelo energético que potencie otro tipo de energías. Tampoco tiene en cuenta dos elementos que son centrales. En primer lugar, la salud de las personas. En Estados Unidos, en amplias zonas donde se ha desarrollado el fracking, la técnica ha afectado gravemente a la salud de las personas. Y, en segundo lugar, el tema medioambiental. Tenemos un Gobierno que, una vez destruido todo el sector productivo del país, parece que pone en venta el sector medioambiental y paisajístico.
¿Cuáles son para Izquierda Unida los principales problemas de la provincia, al margen de lo hablado?
La despoblación, el primero. Un informe del Instituto Nacional de Estadística concluye que, en 10 años, Burgos va a perder 38.000 habitantes. La gente se va porque hay una política económica que ahoga al sector productivo. Además estamos sufriendo un empobrecimiento enorme de la mayoría social, especialmente en términos de bajadas salariales y cierre continuado de pequeño comercio. Y luego está el problema de la sanidad. Se está acelerando el proceso de privatización de servicios públicos, en concreto el sanitario, cuyo mejor ejemplo es el Hospital Universitario. Tiene un sobrecoste del doble del presupuesto inicial, el canon anual se ha duplicado y para pagar todo eso están recortando en servicios.
¿Cómo revitalizamos el medio rural para evitar esa despoblación y la consecuente pérdida de servicios?
La política agraria comunitaria es clave. Antes de la PAC, España era un país exportador de leche. Ahora, es importador. La PAC está enfocada hacia grandes emporios económicos, condenando a la desaparición a los agricultores y ganaderos del medio rural. Además, en décadas no se ha puesto en marcha ni una política para el desarrollo de un sector de transformación de los productos. Burgos ha sido un foco industrial a nivel de Castilla y León, y eso también se está acabando. La única solución es la intervención del Estado para cambiar el modelo productivo y conectar la industria con el sector agrícola y ganadero.
Fundamental para el desarrollo son las infraestructuras, entre ellas la N-I…
“Tenemos una política de infraestructuras errática”
La N-I es el mejor ejemplo de que, en la oposición, PP y PSOE piden la liberalizacion de la AP-I y, cuando llegan al Gobierno, no lo hacen. Este es el ejemplo más sangrante pero Burgos tiene un problema de infraestructuras importante. Tenemos conectado el eje Miranda-Burgos-Aranda, pero el resto de la provincia está desconectada. Nos encontramos con que los polígonos industriales de la zona norte no están conectados con núcleos de población o con infraestructuras que les den salida al mercado. Y luego está el AVE, un tren absolutamente elitista y medioambientalmente muy agresivo. Tenemos una política de infraestructuras errática.
¿Cuál es la alternativa al AVE?
España sólo mueve por ferrocarril el 3,7% de la mercancía que se transporta, mientras que en Alemania es el 22% en Europa, de media, el 18%. En cuanto al transporte de personas, en España ya hay trenes que van a 220 km/h, que es una velocidad perfectamente razonable, y con un coste de infraestructura y mantenimiento mucho menor. Hay que apostar por un tren convencional, que conecte la provincia con los principales núcleos económicos, potenciar el transporte de mercancías por ferrocarril, y también el de pasajeros. No podemos destinar todos los recursos en infraestructuras sólo a carreteras.
El sector industrial es clave para la economía, ¿qué falla en Burgos o qué más se debe de hacer?
Tenemos un problema, en primer lugar, con Europa. Hay un modelo diseñado para que el norte y el centro produzcan y el sur consuma productos y crédito. Tras el Franquismo, el 30% del PIB correspondía al sector industrial, y hoy no llegamos ni al 12%. Esto no quiere decir que tengamos que romper con la Unión Europea, sino que tenemos que establecer un marco de de soberanía para mantener nuestro proyecto de país. Por otra parte, en España el 80% de los puestos de trabajo los generan las pequeñas y medianas empresas, pero estamos haciendo una política económica que sólo beneficia a las grandes. Hay que priorizar la ayuda a las pymes y a la economía social o cooperativa. También debería entenderse el I+D+i como un eje estratégico para el Gobierno y, como en otros países europeos, potenciar el sector público, que en España lo estamos desmantelando.
¿Podemos decir que estamos en un punto de inflexión, política, social y económicamente?
“Hay que priorizar la ayuda a las pymes y las cooperativas”
En ‘Quemada’, Marlon Brando dice que en diez años se pueden concentrar las contradicciones de todo un siglo, y creo que estamos en ese momento, en un punto de inflexión. Pero tenemos una ventaja con respecto al resto de la Unión Europea. Frente al crecimiento de los partidos de extrema derecha, que están financiados por los sectores industriales, en el sur de Europa el momento de inflexión genera una explosión de participación ciudadana. El mapa político que nazca el año que viene va a ser muy distinto al que hay actualmente. Se podrá abrir un proceso que ponga en cuestión el modelo que tenemos, y, a la fuerza, que deje eligiendo a la gente su modelo de país. En España queda organizarlo, pero vamos bien encaminados.