Huellas del románico más misterioso (I)

Las iglesias de Santa María de Siones y de San Lorenzo, de Vallejo de Mena, abren el primer vértice del triángulo griálico de la provincia

Extrañas figuras, -como Anubis, el dios egipcio de la muerte- adornan los arcos y ventanas de los dos templos

En todo el románico hay una gran profusión de elementos fantasmagóricos que simulan las diversas representaciones del bien y del mal

Huellas del románico más misterioso (I) Iglesia de Santa María de Siones. BC

El Valle de Mena explota en colores y olores en este incipiente verano que cabalga aún sobre la primavera. Los tonos de verde se superponen unos a otros mientras las aguas límpidas del Cadagua riegan los campos fértiles. Junto con la explosión de la naturaleza, en el Valle también rebrota el arte. El románico se hace presente y trae, nueve siglos después, los ritos, las costumbres y los misterios del hombre y la mujer del medievo.

Si la provincia es rica en todo tipo de arte, qué decir de este norte burgalés tan cantábrico y castellano al mismo tiempo. Los pequeños pueblos de esta comarca parece que surgen, que nacen, del interior de la tierra. Su iglesias y ermitas, también. Hoy viajamos a Santa María de Siones y a Vallejo de Mena para recrear los sentidos en sus joyas artísticas.

San Lorenzo

Representación de Anubis en Siones. BC

Representación de Anubis en Siones. BC

La leyenda cuenta que este santo fue el custodio del Santo Grial. Ya empieza a ser conocida la leyenda que gira en torno a este triángulo griálico que forman estas dos iglesias (Siones y Vallejo) con Criales de Losa y con San Pantaleón de Losa.

En este templo abre el primer ángulo de la figura geométrica. Los nombres, sin duda, son para tener en cuenta esta leyenda… Criales (griales), Siones (Priorato de Sión, custodios de la copa de Cristo), San Lorenzo (guardián del Grial en el paso de los Pirineos), San Pantaleón de Losa (cuya sangre se licúa cada 27 de julio), la Sierra de la Magdalena y la Peña Colorada.  Todas y cada una claras referencias al Santo Grial. Curiosa y apasionante historia.

San Lorenzo data de finales del siglo XII y primeros del XIII, en la decadencia del románico. En su decoración exterior destacan figuras fantasmagóricas y representaciones de la muerte. Una de ellas con un ataúd abierto…

El Cadagua, muy cerca de su manantial, en Sopeñano. BC

El Cadagua, muy cerca de su manantial, en Sopeñano. BC

Siones

Su ábside es testigo mudo de muchas leyendas como también lo es la curiosa representación del dios egipcio de la muerte, Anubis, en uno de los ventanales, también en el ábside. Anubis era representado en Egipto como un hombre con cabeza de chacal negro, por el color de la putrefacción de los cuerpos, y de la tierra fértil, símbolo de resurrección. La asociación con el chacal se debe, probablemente, a su hábito de desenterrar los cadáveres de las tumbas para alimentarse. Otros historiadores desvinculan la muerte de Anubis y atribuyen a su color negro el del limo parduzco del Nilo que da fertilidad a las tierras.

Y algunas de sus pinturas, en el interior del templo nos trasladan al románico catalán y provenzal por sus semejantes características. El ábside cuenta con una arquería doble formada por siete arcos apoyados en columnas esbeltas. Una de las arquerías se sustenta sobre la otra. Una serie de capiteles decorados muestran escenas variadas: David y Goliat, Adeán y Eva y escenas de la vida cotidiana.

El Cadagua

Y si algo le da vida al valle es el río Cadagua. Desde su nacimiento, en Sopeñanao de Mena, hasta su desembocadura, riega y da el valle. La montaña de la que nace rodea varios pueblos del entorno y las aguas limpias, cristalinas, juegan con los tonos verdes del campo para dar una frescura sin igual a todo el entorno. En la actualidad, existe un proyecto del Ayuntamiento del Valle de Mena para la adecuación turística de este importante recurso, que contempla la creación de una zona recreativa y la instalación de pasarelas que faciliten el acceso a la cueva donde brota el río.