Un paseo por Bilbao sin salir de Burgos
La presa de Ordunte y los terrenos colindantes pertenecen al Ayuntamiento de Bilbao y se encuentran en Valle de Mena, en Burgos
La capital vizcaína puede gozar a perpetuidad del agua de los ríos burgaleses Cerneja y Ordunte por una Real Orden de Primo de Rivera
El paisaje es de ensueño, con bosques de madroños, pinos, acebos y tejos, y roza Cantabria y el País Vasco
El edificio de control de las aguas para su salida, parece la torre de mando de un barco. Bajo él, la carretera se abre paso sobre el muro de contención para comunicar las dos orillas del embalse. El pantano está encajonado entre la Sierra de la Costera y los míticos Montes de Ordunte; una zona repleta de madroños, bosques de tejos, pinos y acebos, donde las leyendas ubican a las anjanas, esas hadas pequeñas y buenas que moran en los bosques cerrados, entre Cantabria, el País Vasco y Burgos. Seres luminosos y buenos que viven junto a los manantiales y bendicen aguas, ganado y cosechas; y dan cobijo a quienes se pierden en el monte para protegerles del frío de la montaña y de los ojáncanos, esos seres malvados y con un solo ojo que sólo buscan el mal. Mitos de la comarca.
Pero la historia de esta semana es mucho prosaica. Más allá de esa mitología que encierra este monte de Ordunte, está la otra historia. La de una presa que se ubica en suelo burgalés pero que, curiosamente, pertenece al Ayuntamiento de Bilbao. Y es que, como diría un bilbaíno, “Bilbao llega hasta donde quiere”. No parece sencillo acercarse hasta esta masa artificial de agua. Las carreteras son complicadas, pasada la localidad de Villasana de Mena, pero merece la pena pasear por estos parajes tan singulares y tan llenos de historias misteriosas, como las de las anjanas.
Agua desde 1934
Por si no le queda claro a nadie, el Consistorio bilbaíno ya avisa, tras superar Nava de Ordunte, que está usted nada menos que en el ‘Bocho’, o el ‘Botxo’, según se mire (o se escriba). Con toda naturalidad, el caminante ya está avisado. Todo parte de una, cuando menos, curiosa historia. En 1928 una Real Orden del Gobierno de Primo de Rivera le concedía a perpetuidad a la Villa de Bilbao el aprovechamiento de los ríos Ordunte y Cerneja, afluentes del Cadagua, en el Valle de Mena; ríos burgaleses que nutren a este embalse para que los bilbaínos puedan beber.
Se terminó de construir en 1934 y tiene una capacidad de 22,2 millones de metros cúbicos de agua para abastecer de agua a Bilbao a través de la contención de las aguas de los ríos Cerneja y Ordunte. Y desde entonces surte a esa gran ciudad.
Montes
Los montes de Ordunte marcan el límite norte de Las Merindades y del Valle de Mena. Su belleza es singular y para que todo el mundo lo pueda comprobar, existe una ruta marcada que bordea el embalse. Una pista alrededor del pantano, de diez kilómetros de cuerda, y desde allí contemplar Ordunte, Balgerri, La Maza de Pando y Burgüeno; y al sur, el pico de La Lastra. El camino alrededor del pantano lleva a la ermita de Ribota de Ordunte y el sendero acerca al caminante al antiguo balneario, del que apenas quedan los restos de la vieja escalera ahogada por el agua.
Los hayedos, al fondo del valle del Cerneja y del Cadagua, dan paso a las montañas y es fácil adivinar donde están Mena y Carranza, ya en Vizcaya, desde Ordunte. Al paisaje de esta zona, se suma el valor arqueológico de los túmulos funerarios originarios de la Edad del Cobre, 300 años antes de Cristo.
Si en la parte más alta están los riscos con buitreras, más abajo, en altitud, la fauna cambia. Y de las rapaces pasaremos ver a las cigüeñas; y si la época es la propicia (febrero, por San Blas) se puede contemplar a la reina de los campanarios construir o retocar sus nidos.