Betania: si hay que elegir, multa al cliente

Las Adoratrices prefieren no valorar la conveniencia de la medida pero tienen claro que antes se debe multar al cliente

El usuario es responsable, en parte, de la explotación sexual porque la mujer con la que está puede ser una víctima

El Ayuntamiento colabora con 42.000 euros para el desarrollo del Programa Betania

Betania: si hay que elegir, multa al cliente Altadill, Lacalle y Lopidana en la firma del convenio. PCR

Un mínimo del 30% de las mujeres que ejercen la prostitución en Burgos lo hacen en régimen de explotación sexual y trata de blancas, aunque desde el Programa Betania reconocen que es muy difícil calcular el dato exacto. En un mundo, el de la prostitución, que es de por sí  muy oscuro, las actividades delictivas se hacen aún más opacas. Desde la congregación religiosa de las Adoratrices, encargada del programa, Josefina Ojeda reconoce que, de una manera u otra, el cliente apoya la explotación sexual.

La parte visible de la prostitución son las mujeres, a las que ellas acompañan y ayudan sean cuales sean sus circunstancias particulares, pero el cliente es responsable en parte de las comportamientos delictivos como usuario de un servicio. De ahí que, si bien a Ojeda no quiere entrar a valorar la conveniencia o no de las multas que existen en algunas ciudades, tiene claro que “si hay que poner multa, el cliente debe ser el primero”, no la mujer que ejerce la prostitución.

Lucha contra la explotación

Para luchar contra la explotación sexual se cuenta con la Mesa de Trata, en la que participan Betania y Accem, junto con la subdelegación del Gobierno, la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento, Policía Nacional y Guardia Civil. Josefina Ojeda admite que esta realidad es muy complicada de atajar, dado que exige una denuncia por parte de las víctimas que no siempre se produce, y muchas de ellas, dado su origen extranjero, acaban abandonando el país aunque se desarrolle cualquier tipo de procedimiento judicial.

Es el caso de las mujeres que trabajaban en el Club La Bohéme, cuyo juicio se está celebrando estos días en Burgos. A pesar de que los propietarios del establecimiento aseguren que allí no se ejercía la prostitución, sino que simplemente se trataba de una cafetería y un hotel, las Adoratrices pudieron comprobar que las mujeres habían llegado “engañadas” y estaban siendo explotadas. El caso se destapó cuando dos de las chicas, tailandesas, pudieron ponerse en contacto con la embajada de su país para denunciar su situación, y prácticamente todas están ahora en paradero desconocido, fuera de España.

Convenio

Las Adoratrices (desvinculadas ya de Cáritas) han firmado un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Burgos por el que la institución les entrega 42.000 euros para el desarrollo de sus actividades de atención a las prostitutas. La firma del convenio se ha realizado entre el alcalde, Javier Lacalle, y la superiora provincial de la provincia de España de las Adoratirices, María Elisa Altadill, en presencia de la concejal de Servicios Sociales, Ana Lopidana.

Josefina Ojeda ha recordado su preocupación ante el aumento en el número de españolas que ejercen la prostitución, que durante el primer trimestre del año ha supuesto un 24% del total en Burgos. También han detectado muchos casos de mujeres que se reinician. Ojeda se refiere sobre todo a inmigrantes que, cuando llegaron a España, trabajaron como prostitutas pero luego pudieron encontrar empleos diferentes. En la mayor parte de los casos, esos trabajos eran precarios por lo que la crisis las ha vuelto a lanzar al mundo de la prostitución.