La Villa explota en historia entre sus piedras barrocas al arrullo del Arlanza

Lerma ofrece al turista un gran abanico de posibilidades culturales, históricas, artísticas y gastronómicas

La Villa explota en historia entre sus piedras barrocas al arrullo del Arlanza El majestuoso Palacio Ducal es hoy un moderno Parador de Turismo. BC

Una de las mejores formas de conocer Lerma es recorrer aquellos mismos lugares por los que se paseaba el Duque y leer en cada piedra la realidad o la leyenda del pueblo. Las angostas calles de la Villa Ducal contrastan con la majestuosidad de su plaza Mayor, una de las más grandes de España, con más de 6.000 metros cuadrados y coronada por el esplendor del Palacio Ducal, hoy Parador de Turismo.

Sólo es necesario escuchar lo que dicen las piedras de Lerma. Ellas custodian los secretos mejor guardados del valido del rey Felipe III, Francisco Sandoval y Rojas, primer duque de la villa. Tan celoso era de su privacidad que mandó construir un entramado de pasadizos desde su residencia hasta los conventos e iglesias del pueblo para no tener que cruzarse con el populacho.

Lerma es la villa barroca por excelencia ya que alcanza todo su esplendor en el reinado de Felipe III, cuando éste traslada su corte de Madrid a Valladolid. La red de pasadizos recorría la villa en su momento de pujanza y unía el Palacio con las fundaciones religiosas, los conventos de San Blas, Santa Teresa y Santa Clara y la ex colegiata de San Pedro.

Pasadizo del Duque

Pasadizo-y-plazaEl Pasadizo del Duque de Lerma es una lección de historia condensada en 60 metros. Fue construido en 1609. Está encima de una galería cubierta y elevada sobre una arcada, que comunicaba el Palacio Ducal con la Colegiata para que el Duque y sus allegados pudieran asistir al culto en su oratorio y trasladarse sin necesidad de recorrer la vía pública.

El Ayuntamiento de Lerma y la Fundación del Patrimonio de Castilla y León lo recuperaron para la visita de todo tipo de público como uno de los elementos monumentales más interesantes de la localidad y para divulgar su historia y valores arquitectónicos.

La visita comienza en el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) que funciona como oficina de recepción y en la que un montaje audiovisual guía al turista por los monumentos de la Villa Ducal. El visitante tiene la opción de entrar en ese túnel del tiempo que está ambientado con diversos elementos gráficos y audiovisuales, con información sobre la historia de la localidad y el papel del Duque de Lerma, especialmente en su etapa de decadencia.

Barroco

El mes de agosto es el del Barroco en Lerma. La villa rememora los acontecimientos históricos más importantes que se vivieron en los inicios del siglo XVII. Así, se convierte en universo caótico de zancudos y diablillos que cubren las calles de la localidad en la que una multitud de actos se impregnan del espíritu festivo de la época del valido del rey. Ese caos es el fiel reflejo de una España decadente y es una mera caricatura grotesca del declive de aquel imperio en el que no se ponía en sol.

Toda la traza urbana del casco antiguo de Lerma se ajusta a los cánones barrocos. Y su iglesia de San Pedro, también. De hecho, bien puede decirse que la villa no habría existido si el Duque no hubiera querido.

Lugares de interés

El visitante no puede dejar de visitar la plaza de Santa Clara, donde se ubica el mausoleo del Cura Merino, aquel batallador contra las tropas napoleónicas, natural de Villoviado, un barrio lermeño, y que fue uno de los valientes españoles que luchó contra la invasión de los franceses en la Guerra de la Independencia.

Balconada,-pasadio-e-iglesiaEl Palacio del Duque, hoy Parador de Turismo, es otra de las visitas obligadas. En plena plaza Mayor, es el edificio más emblemático de Lerma junto con la ex colegiata de San Pedro. Tampoco se puede olvidar una visita al Arco de la Cárcel; parte de la antigua muralla y puerta de entrada al casco viejo de Lerma. El visitante puede subir por la estrecha y pedregosa calle Mayor hasta la plaza. Una vez allí, visitar la recoleta plaza de San Blas, donde se ubica el convento del mismo nombre.

Además es digna de visita la balconada al Arlanza desde los Arcos de la plaza de Santa Clara. Desde allí la vista de todo el valle es espectacular. Un descenso sosegado por las cuestas nos acerca hasta la parte más moderna de Lerma y al recinto ferial, lugar en el que se celebra la tradicional Feria de Maquinaria cada 1º de mayo.

Alrededores

Aparte de Lerma, son interesantes otras localidades cercanas, como Solarana, Castrillo, Quintanilla del Agua, Puentedura y Covarrubias. Lugares que guardan el secreto de la Castilla más recia. Un poco más lejos, Santo Domingo de Silos y el paraje de La Yecla, también esperan al visitante.

Vinos y comida de calidad

Los muchos restaurantes de Lerma dan cuenta de que se trata de una villa del buen comer y del buen beber. En sus decenas de mesones el plato estrella es el lechazo asado al horno de leña; pero nadie puede olvidar otras delicias de la tierra que aderezarán una buena comida, como las piezas de caza y de la pesca de río.

Y por supuesto el vino. La Denominación de Origen Arlanza, pese a su juventud, es una de más calidad de Castilla y León. Abarca toda la vena de agua que el río proporciona y discurre desde Covarrubias hasta la Torquemada, ya en la provincia de Palencia. Quince bodegas jalonan el discurrir tranquilo del cauce. El mejor caldo que se puede pedir para acompañar las buenas viandas es un tinto Arlanza de cualquiera de sus bodegas. Nadie se arrepentirá.