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Volvió a bramar la ciudad de Miranda en el día grande de la XXXIII Concentración Motorista Invernal e Internacional Campturis 2024. Centenares de moteros, muchos de ellos llegados desde el viernes, recorrieron las calles y el entorno de la ciudad del Ebro en una ... cita que, inexorablemente, propuso la banda sonora de un fin de semana mirandés algo diferente.
Atraídos por la promesa de «motos, música y un ambiente motero brutal», más de quinientos motoristas arribaron a Miranda para disfrutar de una nueva concentración a la que también se sumaron multitud de adeptos a la cita, en cierto modo, ajenos al mundo motor. «Es el tercer año que subimos y la verdad que, aunque creo que hay algo menos de gente, el ambiente es espectacular», puntualizaba Raquel, una de las asistentes, en las inmediaciones del pabellón Multifuncional de Bayas donde se ubicaba el recinto principal del evento.
Si bien es cierto que algunas voces escépticas dudaron de la acogida de un evento que, en esta ocasión, carecía de ciertos recursos antaño presentes, como los obsequios directos a los participantes, también lo es que el ambiente logró entusiasmar a la mayoría de los asistentes.
Desde que a primera hora del sábado los moteros se reunieron para disfrutar sobre ruedas de la tradicional 'pulguita' que marcaba el inicio del día grande, la fiesta no se detuvo hasta la madrugada del domingo. De hecho, incluso entonces, algunos valientes se resistían a abandonar su propio 'rock and roll' sobre ruedas, y eso que la jornada había sido intensa.
Concluida la 'pulguita' y el refresco matutino, los motoristas tomaron sendas motos para disfrutar de una «ruta de hermandad por la comarca de Miranda y la provincia de Burgos» que hallaba su meta en la mirandesa Plaza de España. Tras una «comida de hermandad» limitada a las personas inscritas en la concentración, pronto se pudo retomar la comunión entre los moteros y el resto de ciudadanos de a pie para los que se habilitó un servicio de autobuses, con salida en la Iglesia de San Nicolas y destino —salvando las distancias— junto a Los Ángeles del Infierno del Multifuncional.
Allí, los juegos moteros, los espectáculos de acrobacias, los conciertos y, sobre todo, el rock and roll propiciaron un ambiente donde tanto el rugido de las motos, como el olor a gasolina y a rueda quemada acapararon todo el protagonismo. Solo 'Los Flipaos' rebasaron las expectativas en un concierto que a todos los asistentes logro extasiar. Punk, rock y muchos pogos ponían el broche de oro a una jornada en la que el buen tiempo acompañó.
La afición motera se retiraba a descansar —bien en la zona de acampada que habilitó la organización, o bien en las decenas de habitaciones de hotel que ocuparon—, pues los últimos coletazos del rugir motero resonarían de nuevo en Miranda en la última jornada de la concentración motera, es decir, en la mañana de este domingo, para muchos, de resurrección.
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