El pasado año se diagnosticaron diez nuevos casos de ELA en la provincia Burgos

La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que padecen una veintena de burgaleses

Actualmente apenas existe tratamiento para una enfermedad que hoy celebra su Día Internacional

El Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) diagnosticó el pasado año una decena de nuevos casos de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) en Burgos, según informan fuentes del Colegio Oficial de Médicos. Se trata de una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que afecta a unas 20-22 personas en la provincia burgalesa con una frecuencia de 1 o 2 casos por cada 100.000 habitantes.

La ELA es una enfermedad degenerativa neuromuscular sin causa conocida

Así lo asegura la neuróloga del HUBU y especialista en ELA Asun Martínez Santidrián en el Día Internacional de la ELA que se celebra hoy 21 de junio en todo el mundo. Una efeméride para poner de manifiesto la importancia de una patología sin causa conocida, ni tratamiento eficaz donde la supervivencia es inferior a los cinco años en la mayor parte de los casos.

“Es necesario saber que la ELA es una enfermedad muy variada que en la mayoría de los casos tiene una esperanza de vida mucho más corta que lo que sucede en el caso de Stephen Hawking”, destaca la especialista quien pone de relieve la variabilidad de cada caso. “Es diferente en función de la parte del cerebro en la que se origine”, apostilla la doctora.

Común a partir de los 60 años, la ELA aparece cuando las células motoneuronas disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, provocando una parálisis muscular progresiva de pronóstico mortal. “Es común que los pacientes tengan problemas para tragar o incluso respirar en los últimos meses”, declara Martínez Santidrián que reconoce que, si bien existe un fármaco que ayuda, no es suficiente para parar los síntomas y el avance de la enfermedad.

Casi sin tratamiento

En cuanto al tratamiento, destaca que “después de muchos años de investigación solamente existe un fármaco que aminora el avance de la enfermedad aunque los síntomas no desaparecen. Estos síntomas pasan por dolores, problemas para beber agua o alimentarse o los que tienen que ver con el aparato respiratorio y que a la postre comprometen la vida del paciente. “Nosotros hacemos hincapié en lo que se puede tratar porque al paciente se le cae un poco el mundo encima”, añade la especialista.

Los facultativos no se olvidan de la figura del cuidador del enfermo de ELA proporcionándole un listado de recursos y de asociaciones a las que pueden acudir para que el proceso sea menos traumático.