Las vidrieras de la Catedral, una joya en “buen estado” que requiere de cuidado

Enrique Saiz reconoce que las vidrieras están en “buen estado” salvo cuestiones “puntuales” pero el trabajo de conservación es permanente

Pilar Alonso Abad presentó ayer su estudio monográfico sobre este recurso artístico, poniendo en valor Burgos como centro de creación y producción

Las vidrieras de la Seo fueron unas de las primeras que se instalaron y la capital llegó a ser un referente para los maestros de toda España

Las vidrieras de la Catedral de Burgos atesoran una gran riqueza artística, cultural e histórica, pero también técnica y científica. Gracias a los proyectos de rehabilitación de capillas, claustros y demás espacios religiosos, que se han venido desarrollando durante las últimas décadas, el conjunto artístico se encuentra en “buen estado de conservación”, lo que no significa que no requiera de atenciones y cuidados permanentes. Y así se puso de manifiesto ayer tarde, con motivo de la presentación de ‘Las vidrieras de la Catedral de Burgos’.

La profesora del Área de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, Pilar Alonso Abad, conseguía un lleno hasta la bandera en la Sala Polisón del Teatro Principal, con presencia de numerosos compañeros de la UBU y del director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Enrique Saiz. Y es que el estudio de Alonso Abad es el único que, hasta el momento, ha realizado un análisis monográfico de las vidrieras de la Seo burgalesa, utilizando además una metodología interdisciplinar.

Las primeras vidrieras de la Península Ibérica aparecieron en Las Huelgas y la Catedral

La obra abarca desde los aspectos históricos y artísticos del corpus vidriero hasta cuestiones relacionadas con su restauración y conservación, pasando por aspectos científicos y técnicos. Un exhaustivo examen que ha permitido llegar a algunas “constataciones” importantes”, ha explicado su autora. Y la más destacada es que Burgos fue un centro “pionero” en la Península Ibérica en el arte de la vidriería. Fue en la Edad Media cuando se comenzó a trabajar el vidrio como elemento decorativo, y las primeras creaciones aparecieron en monumentos burgaleses.

Pioneros y referentes

En concreto, en el Monasterio de Las Huelgas y en la Catedral, conservándose de estas últimas el rosetón de la Puerta del Sarmental, “en buen estado” y con vidrios originales. La fama de Burgos como centro de la vidriería continúo creciendo en los siglos XV y XVI, cuando este arte se consideraba símbolo de prestigio y buen gusto, extendiéndose a edificios no religiosos. La capital se llenó de talleres de vidriería, ha recordado Alonso Abad, y los principales maestros del país acudían a la Feria de Burgos para adquirir el cristal de color  llegado de Flandes.

En esta segunda época de esplendor se crearon las vidrieras del Cimborrio de la Catedral y de la Capilla de los Condes Condestables de Castilla. Este arte medieval decayó en los siglos posteriores, hasta que la Ilustración lo recuperó en el XVIII, y a este momento corresponden la mayor parte de las vidrieras de la Seo burgalesa. Unas vidrieras que, en términos generales, se encuentran en “buen estado de conservación”, como aseguran tanto Pilar Alonso Abad como Enrique Saiz.

Saiz valora la obra de Alonso Abad al ofrecer información “útil” para la restauración y conservación

El director general de Patrimonio ha insistido en que, “salvo cuestiones puntuales” e intervenciones como la que se lleva a cabo en estos momentos en la Capilla de los Condestables, el corpus de vidrieras de la Catedral de Burgos está en buen estado, y los trabajos se centran en el mantenimiento. Y es que gestionar los bienes culturales no consiste únicamente en restaurarlos, ha comentado Saiz, sino que se debe garantizar también su conservación, máxime en unas piezas tan delicadas y frágiles como son las vidrieras.

Oportunidades

Por ese motivo, Saiz considera muy “útil” el estudio realizado por la profesora de la UBU. El primer paso para gestionar de manera correcta un bien cultural es conocer su valor cultural y patrimonial, pero también sus características técnicas, lo que permitirá siempre plantear una estrategia de restauración y conservación mucho más acorde con las características de la pieza en cuestión. Estrategia que no puede quedar al margen de las nuevas tecnologías desarrolladas en el siglo XXI.

De ahí que Pilar Alonso haya analizado en su obra las posibilidades que ofrecen los nuevos dispositivos láser para la restauración de vidrieras “in situ”. El Instituto de Ciencia de Materias de Aragón, dependiente del CSIC, trabaja en un proyecto para el desarrollo de este tipo de tecnología que, además de permitir la rehabilitación in situ mediante láser, ayuda a ampliar el conocimiento que se posee sobre los materiales que componen las vidrieras. Información siempre útil para los trabajos de conservación, ha recordado Alonso.