Castrovido concluirá su fase de hormigonado en 2016

Dositeo Martín asegura que las obras van a un ritmo superior al de épocas anteriores, concentradas sólo en el muro de la presa

Las previsiones mantienen el inicio del llenado en 2017 y la puesta en funcionamiento definitiva para 2018

El proyecto servirá para regular el caudal del Arlanza, evitando riadas, garantizando suministro y favoreciendo el regadío

Las obras de construcción de la presa de Castrovido van a buen ritmo. Tras el parón de dos años y medio como consecuencia del trágico accidente que acabó con la vida de cuatro operarios de FCC, los trabajos se reiniciaban en la primavera del pasado 2014, y desde entonces “no se ha perdido el tiempo”, reconoce el presidente de la Comisión de Seguimiento. Dositeo Martín asegura que, ahora que todo marcha viento en popa, están un poco menos pendientes de este importante proyecto, destinado a regular el río Arlanza, para evitar las avenidas y garantizar el suministro de agua a municipios de la zona y al regadío.

Las labores de hormigonado “van a un ritmo superior al de épocas anteriores”, superándose el 80 por ciento de ejecución. Y es que la empresa dedica todo su esfuerzo y personal a levantar el muro de la presa, una vez se han concluido las obras complementarias y los trabajos en la cola de presa. Así las cosas, Martín confían en que el muro esté completamente construido para el 2016. El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente reserva una partida de 8,5 millones de euros para el proyecto, aunque Martín reconoce que, aunque no fuera así, “siempre hay dinero” para estas intervenciones, “que se consideran obras de interés general”.

“El esfuerzo y el personal de la empresa está dedicado sólo al muro de presa”

Parece que ahora ya no hay marcha atrás y que la presa de Castrovido podrá estar concluida para el 2017, momento en el que se comenzará a embalsar agua. Martín asegura que aún queda algún trabajo algo delicado, como la instalación de los sistemas de conexión y de la propia central hidroeléctrica. Deberá hacerse de manera paralela a la propia construcción del muro de la presa, y es un proceso “complejo”, aunque no tiene que retrasar las obras. De hecho, las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Duero mantienen que Castrovido estará repleta de agua en 2018, lista para funcionar.

Retraso tras retraso

El proyecto lleva años de retraso. La primera piedra se colocó en 2004, pero los sucesivos modificados que se presentaron al diseño original, algunos destinados a reducir sus dimensiones y otros a practicar obras complementarias, fueron ralentizando l0s trabajos, retrasándolos e incluso paralizándolos. En octubre de 2011 llegaba el accidente en el que fallecían cuatro trabajadores de FCC, como consecuencia de la “caída de la cuba de hormigón, por desplome del sistema, con deficiencia de mantenimiento (soldadura y posible oxidación)”, según recoge la sentencia condenatoria del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

Las obras se retomaban en 2013, aunque como recuerda Martín, tuvieron que volverse a paralizar por motivos de seguridad, después de que el juez obligase a la empresa a cambiar el transporte del hormigón en el blondín para que no pasase justo sobre los trabajadores de la obra. Así las cosas, el proyecto no se reiniciaba con fuerza hasta la primavera pasada y ahora “va sobre ruedas”, insiste el presidente de la Comisión de Seguimiento, quien asegura que, a pesar de esos retrasos, la presa sigue siendo necesaria para la comarca del Arlanza.

Utilidad, siempre

La presa servirá para regular el abastecimiento de la cuenca baja y evitar las avenidas

Martín recuerda que el principal objetivo de la presa ha sido siempre regular el caudal de agua del Arlanza, para evitar las avenidas, en muchas ocasiones devastadoras, que se producen en sus riberas. Por ese motivo, la Confederación Hidrográfica del Duero ha llevado a cabo también diferentes actuaciones a lo largo del cauce, como obras complementarias a la propia presa. Además, si se regula el Arlanza, el abastecimiento a los municipios de la zona estará garantizado. Sólo por ello, por evitar que en Navidades haya riadas y en verano el río baje “seco”, se justifica la presa, insiste Martín.

Otra cuestión es la utilidad que el proyecto pueda tener para la agricultura de regadío. La comarca del Arlanza ha ido perdiendo este tipo de cultivos, precisamente por los problemas derivados de la falta de agua en los momentos clave de la producción. Sin embargo, Martín confía en que cuando la presa esté concluida y se pueda suministrar agua para los agricultores, el regadío volverá al Arlanza, eso sí, de mano de las nuevas generaciones. Es un tipo de cultivo que exige una fuerte inversión inicial, pero mucho más rentable que el secano, recuerda, y puede interesar a los más jóvenes, opina.