El Ayuntamiento insiste en que los fuegos cumplieron con la seguridad

La distancia de seguridad entre la zona de disparo y el público del puente de San Pablo rondaba los 146 metros

Los lanzadores de los fuegos de mayor calibre, como el que explotó, se ubicaron a 170 metros de los espectadores afectados

Si la zona de seguridad se desplazó hacia el puente, esto no afectó para garantizar la protección a los espectadores

El Ayuntamiento insiste en que los fuegos cumplieron con la seguridad Recreación del mapa de seguridad que maneja el Ayuntamiento. BC

El Ayuntamiento de Burgos insiste en que la sesión de fuegos artificiales del pasado lunes, en la que resultaron heridas 24 personas, cumplía con todas las medidas de seguridad. No se trata de un capricho ni de un intento vano de evadir responsabilidades; toda afirmación se sustenta en los informes técnicos y las inspecciones realizadas por los responsables de seguridad, con el intendente jefe de la Policía Local, Fernando Sedano, a la cabeza. Porque tan importante es medir ‘in situ’ dónde empieza y dónde acaba el área de lanzamiento, como tener en cuenta cuál es el punto exacto desde el que se lanzó el fuego artificial que causó el incidente, insiste el concejal de Festejos, José Antonio Antón.

Conviene diferenciar entre la zona de lanzamiento y la zona de seguridad, y dentro de la primera, entre la zona de disparo A y la zona de disparo B, porque no vale medir la distancia de seguridad relativa al público asistente desde cualquier punto. De hacerlo así, se podría incurrir en un error de apreciación. La zona de lanzamiento, como su propio nombre indica, es el espacio acotado exclusivamente para el montaje del espectáculo pirotécnico, y tiene que estar rodeada por una zona de seguridad, que limite la presencia de público espectador.

Zona de Disparo A, desde donde se lanzó el fuego que impactó entre el público. PCR

Zona de Disparo A, desde donde se lanzó el fuego que impactó entre el público. PCR

En la zona de lanzamiento se diferencias dos áreas de disparo, de acuerdo con los calibres de los morteros (fuegos artificiales). Los de mayor calibre (más grandes y potentes), entre 100 y 125 milímetros, se tienen que soltar desde la zona A, mientras que los de tamaño más reducido, aquellos que no alcanzan una gran altura, se lanzan desde la zona B. El fuego artificial que impactó el pasado lunes con el públicos situado en el Puente de San Pablo salió de la zona A, de acuerdo con la información que manejan en el Ayuntamiento, y teniendo en cuenta que se trata de un mortero de calibre 125.

Con estos datos es con los que se debe calcular la distancia de seguridad, para determinar si se cumple o no con la normativa. Dicha distancia, en relación con el público, no se mide ni desde que finaliza el área de seguridad, ni desde el límite de la zona de lanzamiento A, sino desde el lugar en el que se encuentran ubicados los lanzadores. En el caso que nos ocupa, estos estaban colocados en la zona más próxima al Puente de Santa María, como han comprobado los técnicos de seguridad y Protección Civil del Ayuntamiento de Burgos, según el concejal Antón.

Más de 70 metros de ‘colchón’

Como se puede comprobar en el plano, que recrea el que manejan los responsables municipales, la distancia entre los lanzadores (los dos puntos en tono verde-azulado) y el público (colocado en el Puente de San Pablo, pero al otro lado de la carretera), es de 170 metros, aproximadamente. El Reglamento de Artículos Pirotécnicos y Cartuchería marca, para espectáculos en los que se lancen fuegos de hasta un calibre de 150 milímetros (caso de Burgos), una distancia de seguridad de 120 metros, a la que se aplica un coeficiente corrector por características especiales del espacio, que la deja en 96 metros.

Por ello, desde el Ayuntamiento insisten en que se ha cumplido con todas las medidas de seguridad, dado que la distancia entre los lanzadores y el público es de 170 metros, más de 70 metros superior. Es más, si dicha distancia se midiese desde el límite de la zona de disparo A, seguiría quedando por encima de los 96 metros, en torno a los 149. Nada tiene que ver el hecho de que, en esta ocasión, la zona de seguridad marcada por el Ayuntamiento se haya desplazado hacia el Puente de San Pablo, como cualquiera puede comprobar, examinando el rastro dejado por las vallas que lo delimitan.

Aún así, los lanzadores de los fuegos se han mantenido en el punto establecido por el Plan de Seguridad y Emergencia, tal y como han comprobado los técnicos municipales y de Protección Civil, de acuerdo con los datos que maneja el concejal de Festejos. De ahí el informe emitido ayer a los medios de comunicación, en el que se asegura que el espectáculo cumplía con todas las medidas de seguridad. Al mismo tiempo, se recordaba que había contado con la autorización pertinente de la Subdelegación del Gobierno. Y desde el Ayuntamiento insiste en que ha estado permanentemente vigilado por los responsables de seguridad, entre ellos el propio Fernando Sedano.

Un policía toma imágenes de los restos. IAC

Un policía toma imágenes de los restos. IAC

Indignación

Cualquier duda que se intente sembrar es recibida con mucha indignación por parte del Ayuntamiento de Burgos, porque aseguran que no se ajusta a la realidad. Insisten en que si tienen que asumir responsabilidades, las asumirán, pero con la verdad por delante. Nada tienen que esconder, de ahí la reunión convocada para esta mañana del Consejo del Instituto Municipal de Cultura y Turismo, a petición del Grupo Socialista. En ella estarán presentes, además de los responsables políticos, técnicos del Ayuntamiento y representantes de la empresa encargada de la sesión pirotécnica.

Además, la intención de los máximos responsables del Ayuntamiento, fundamentalmente de Antón, es realizar con los presentes una visita a las zonas de seguridad y lanzamiento para que, con los informes y los planos en la mano, se compruebe que el espectáculo cumplía con las medidas de seguridad. Otra cosa será determinar qué ocasionó que uno de los fuegos acabase estallando sobre el público, y causando 24 heridos. En los informes de los técnicos municipales se presenta, como causa probable, que uno de los fuegos anteriores explotase en el mortero, lo que habría modificado la línea de tiro del resto.

El que acabó entre el público habría salido despedido con un ángulo de lanzamiento inadecuado y, al explotar en el aire, desplazó la carcasa hacia la zona de los espectadores. La carga de pólvora que aún conservaba habría provocado una nueva explosión, esta ya entre los burgaleses que asistían a la sesión. Además, del Ayuntamiento, la Policía Nacional está llevando a cabo una investigación sobre lo sucedido, a través de Policía Judicial y de los Tedax, que estuvieron en la mañana de ayer recopilando datos y mediciones en el lugar de los hechos.